LOS SANFERMINES QUE HA VIVIDO EL GRAN HOTEL LA PERLA

DESDE 1881 HASTA LA ACTUALIDAD

FIESTAS DE SAN FERMÍN 1991

         Los de este año fueron unos sanfermines intensos. Era un año de conmemoraciones. La más importante nos recordaba que hacía exactamente 400 años (en 1591) que las fiestas de San Fermín se celebraban el día 7 de julio; hasta ese año se celebraron el 10 de octubre, en conmemoración de la entrada del obispo pamplones en su sede de Amiens.
         Caravinagre cumplía también 50 años, exactamente los mismos que el lanzamiento del chupinazo desde el balcón consistorial. Precisamente por este último motivo el alcalde quiso rodearse en el momento del chupinazo de tres personajes claves para las fiestas de Pamplona: José Mª Pérez Salazar (inventor del chupinazo), Pedro Martín Balda (dibujante, y autor de cerca de 200 pancartas de las peñas), y Manuel Turrillas (músico y compositor, a cuyo ritmo se mueve hoy la fiesta).

         Pero las fiestas empezaron mal. Peor imposible. Para entenderlo hay que remontarse al día 3, que es cuando el nuevo alcalde Alfredo Jaime aprueba un condicionado en el que se autorizaba la colocación de 21 barracas políticas en su nueva ubicación de la calle del Bosquecillo. El día 4 la Asamblea de Barracas Políticas instaló 26 barracas, cinco más que las permitidas. A esto respondió el alcalde derribando ese mismo día con una excavadora las cinco barracas sobrantes. Y fueron levantadas de nuevo al día siguiente (día 5), y derribadas de nuevo ese mismo día. Este tira y afloja dio pie a graves incidentes en los que grupos de jovenes atacaron los días 4 y 5 a las dependencias municipales, incluida la fachada del ayuntamiento (que ofrecía ya su nueva imagen, recien restaurada), y el vallado del encierro, que fue utilizado por los alborotadores para hacer barricadas incendiarias.
         Es así como el día 6 se vivió un chupinazo tenso, cargado de insultos hacia el alcalde quien, al salir al balcón consistorial, recibió una intensa lluvia de huevos y cascos de botellas de cristal.
         El riau riau fue el más duro y violento de los últimos años. Grupos de jovenes con la cara tapada lanzaban contínuos gritos de apoyo a ETA, realizaron alguna pintada en la fachada despues de trepar por la puerta, intentaron asaltar el edificio infructuosamente después de colocar un potente petardo en la puerta para abrirla, produjeron heridas a varios policías municipales (uno de ellos grave después de ser apaleado)... en fin, toda una exhibición de guerrilla urbana.
         El alcalde Alfredo Jaime sufrió una caída cuando abandonaba el edificio consistorial por la puerta de atrás tras decretar la suspensión del riau riau, forzando su hospitalización. Desde la cama declaró: “Pido a los pamploneses que salven las fiestas, que no se dejen atemorizar por los violentos...”. Y tras la tempestad vino la calma.
 
         En la procesión se pudo ver al santo luciendo un manto recién restaurado, regalado por una pamplonesa en 1767. A quien no se pudo ver en este acto fue a los concejales de Herri Batasuna y a los de Izquierda Unida.

         Y en la calle se impuso la fiesta y la alegría. Los sanfermines seguían su curso, su evolución continua. Toros y santo. No faltó quien dio la voz de alarma por la presencia de músicas y ritmos advenedizos (los grupos incas dominaban las esquinas).

         La Feria del Toro arrancó con la novillada del día 6, en la que a los novillos de Diego Garrido se enfrentaron los novilleros Antonio Borrero “Chamaco”, Marcos Sánchez Mejías, y el pamplonés Francisco Javier Martínez “Paquiro” (antes “Javi”). Este último se encargó de abrir la puerta grande en esta Feria.
         Los demás toreros que vinieron fueron Roberto Domínguez, Emilio Muñoz, Sergio Sánchez, Pablo Hermoso de Mendoza, “Morenito de Maracay”, Víctor Méndez, Juan Cuéllar, Cesar Rincón, Fernando Cámara, Manuel Ruiz “Manili”, Pedro Castillo, Juan Pedro Prados “El Fundi”, Rafael Camino, Pedro Gutiérrez Moya “El Niño de la Capea”, José Ortega Cano, Antonio Ruiz “Espartaco”, Miguel Báez “Litri”, Ruiz Miguel, y Tomás Campuzano.
         Frente a estos espadas perdieron la vida las reses de las ganaderías de los herederos del Conde de la Corte, Salvador Guardiola, Cebada Gago, Marqués de Albaserrada, Osborne Vázquez, Sepúlveda, Marqués de Domecq y Eduardo Miura.
         Por segundo año consecutivo, fue Espartaco quien brilló con luz propia en esta Feria.
         Los encierros dejaron una huella de siete heridos por asta de toro, que fueron los siguientes: Torly Urban y Anne Karlin Ruan (día 8); Juan Ramón Iribarren y Andrés Zulaica (día 12); Ignacio Alvarez “Barquerito”, Alberto Rebolé y Antonio Pereira (día 13).




PINCELADAS


Alcalde.- D. Alfredo Jaime

Horario.- Encierro: 8 de la mañana.  Corrida de toros: 6’30 de la tarde.

Chupinazo.- D. Alfredo Jaime

Música en los fuegos artificiales.- La Pirotecnia Caballer, por vez primera en Pamplona, lanzó el día 7 una carcasa con 800 kilos de pólvora con el “Vals de Astrain” como música de fondo.
         Esta misma pirotecnia fue protagonista de un lamentable incidente el día 8 cuando su camión, aparcado en la Avenida del Ejército explotó con todo el material en su interior. El incidente, aunque se saldó con un herido leve, no pasó de un gran susto.

Ambiente y canciones en los tendidos.- La Plaza de Toros de Pamplona se ha caracterizado siempre por el espectáculo que ofrecen sus tendidos, los cuales tienen su propio ritmo, que por lo general nada tiene que ver con lo que sucede en el ruedo.
         A los tendidos de sol hay que ir con impermeable, ya se sabe: harina, cola cao, sangría..., ¡y sálvese quien pueda!. Pero además de ello en los tendidos se canta. Este añó triunfó “Paquito el chocolatero”; se aclamó también a El Formidable (banderillero que cayó en gracia por su porte y por su arte), y el día 13 fue unánime el grito de ¡Indurain! (que ese día ganó la etapa en el Tour de Francia, y semanas después el propio Tour). No faltaron tampoco otras letrillas populares, como “Osasuna a la Uefa va, a la Uefa va”, “Clavelitos”, el “Vals de Astrain”, la “vaca lechera”, “adios don Pepito, adios don José”, “es babor que gana a estribor” (y viceversa), “ya llega el verano, ya llega la fruta...”,  “ojalá que llueva café en el campo”, etc...

Se cayó la reina turca.- El día 10, cuando los Gigantes regresaban de su recorrido diario, la  reina turca cayó de narices contra el suelo en la calle Estella, a pocos metros de la Estación de Autobuses.

Reconocimiento a los toreros.- Además de San Fermín, desde hace varios siglos, si algún personaje ha sido común a todas las ediciones sanfermineras ese ha sido el torero en todas sus variantes (matador, banderillero, picador...). A este colectivo dedicó este año el Hotel Maisonnave su programa festivo. La programación quedó reforzada con una exposición de pintura y escultura protagonizada por los artistas Serafín, Antonio Laita y Alberto Eslava.