LOS SANFERMINES QUE HA VIVIDO EL GRAN HOTEL LA PERLA

DESDE 1881 HASTA LA ACTUALIDAD

FIESTAS DE SAN FERMÍN 1971

         Las fiestas de este año comenzaban con la noticia de que el Ministerio de Información y Turismo había concedido a las peñas sanfermineras la Placa de Plata al Mérito Turístico por la gran labor que realizan las peñas en la promoción de las fiestas de San Fermín. El galardón les fue concedido a propuesta del Gobernador Civil, don Federico Gerona de la Figuera, y del delegado del Ministerio de Información y Turismo en Navarra, don Oscar Nuñez Mayo.
         Era evidente que a estas alturas del siglo XX todavía los sanfermines estaban por conocer importantes cambios; tan sólo siete años después sería impensable que el Gobernador Civil mediase a favor de ninguna peña. Pero no adelantemos acontecimientos y situémonos de nuevo en las fiestas de 1971.

         Año tras año la Casa de Misericordia se esforzaba en traer a la Feria del Toro de Pamplona a las figuras más destacadas del toreo, sin que esto quiera decir que los diestros, con sus actuaciones en la Monumental pamplonesa, dejasen siempre satisfechos a los entendidos (obsérvese que en asuntos de tauromaquia –igual que pasa con el fútbol- todo el mundo habla y discute sentando cátedra).
         Este año la actuación más escandalosa, al menos la que menos respondió a las expectativas que se habían creado los aficionados, fue la de Antonio Ordóñez durante su mano a mano con Paco Camino en la corrida del día 14, a pesar del excelente ganado que aportó el pamplonés Cesar Moreno. Antonio Ordóñez no tuvo su tarde precisamente, recibiendo en cambio una fuerte bronca del respetable y unas duras críticas por parte de la prensa provincial; “Antonio Ordóñez no merece el “don”, al menos en el ruedo de Pamplona”, se podía leer al día siguiente en un titular de El Pensamiento Navarro.
         En cualquier caso el cartel de este año fue el siguiente:

-         Día 3: Corrida de rejones a beneficio de las peñas. Manuel Vidrie, Antonio Ignacio Vargas, G. Moreno Pidal, y Curro Bedoya. (Ganadería: Antonio Flores Tassara).

-         Día 6: Novillada picada. Pedro Gutierrez Moya “El Niño de la Capea”, Manolo Rubio, y Manolo de los Reyes. (Ganadería: Joaquín García-Valdecasas del Real).

-         Día 7: Manolo Cortés, Curro Rivera, y José Luis Parada. (Ganadería: Juan Pedro Domecq).

-         Día 8: Francisco Rivera “Paquirri”, Miguel Márquez, y Marcelino Librero “Marcelino”. (Ganadería: Antonio Martínez Elizondo).

-         Día 9: Santiago Martín “El Viti”, Francisco Rivera “Paquirri”, y Dámaso González. (Ganadería: Lisardo Sánchez).

-         Día 10: Santiago Martín “El Viti”, Andrés Vázquez, y José Falcón. (Ganadería: Eduardo Miura).

-         Día 11: Andrés Vázquez, José Fuentes, y Manolo Cortés. (Ganadería: Herederos de Pablo Romero).

-         Día 12: Diego Puerta, Curro Rivera, y José Luis Parada. (Ganadería: Carlos Urquijo).

-         Día 13: Diego Puerta, Miguel Márquez, y Dámaso González. (Ganadería: Heredero del Conde de la Corte).

-         Día 14: Antonio Ordóñez y Paco Camino. (Ganadería: Cesar Moreno).


         De todas las reses lidiadas fue el toro “Vareto”, del Conde de la Corte, quien fue galardonado con el Trofeo Carriquiri. El morlaco en cuestión fue lidiado en primer lugar durante la corrida del día 13. Por cierto, el jurado que otorgaba este preciado galardón estaba compuesto este año por Jorge Ramón Sarasa, Alfonso Díaz, Moisés Bermejo, Cesar Jalón, y Javier Donézar.
         En los encierros de este año el más reseñable fue el del día 13, en el que el mozo José Senosiain Muruzabal, de 30 años, fue empitonado por un toro del Conde de la Corte a la altura del Hospital Militar, en la cuesta de Santo Domingo, llevándolo arrastrado hasta la entrada de la Plaza Consistorial.

         Y de este año dos anécdotas más, ambas predestinadas a adquirir un cierto protagonismo en futuras ediciones festivas. La primera de ellas es la información de que el riau-riau duró algo más de tres horas, y en él la banda interpretó durante más de sesenta ocasiones el Vals de Astrain. ¡Pobrecicos!, no sospechaban que lo peor estaba por venir.
         La otra anécdota hay que situarla después de acabadas las fiestas. El día 15, a las ocho de la mañana, hubo un simulacro de encierro en la cuesta de Santo Domingo, “sin chupinazo, sin toros-toros, aunque corrieran detrás unos mugientes jovenes que hicieron por la subida de Santo Domingo las delicias de los “bravos” corredores y de los madrugadores que se vieron sorprendidos por el inesperado espectáculo”, comentaba un periódico local.



PINCELADAS


Alcalde.- D. Joaquín Sagüés

Horario.- Encierro: 7 de la mañana. Corrida de toros: 5’30 de la tarde.

Chupinazo.- D. Javier Rouzaut

Pañuelos de Honor.- Los galardonados fueron el escritor costumbrista José Mª Iribarren, que tanto escribió sobre las fiestas de Pamplona; y Agustín Latorre, quien durante tantos años fue presidente de la Comisión de Festejos del Ayuntamiento de Pamplona. El Pañuelo de Honor se les concedió a título postumo, pues ambos habían fallecido el mes anterior.
         Estos dos galardonados fueron los últimos en recibir esta condecoración, pues al año siguiente, sin decreto alguno, el consistorio eliminó este acto.

Presidentas de las peñas.- Las presidentas de honor de las peñas pamplonesas durante estas fiestas fueron: Maite Larraz (Armonía Chantreana), Maribel Martín (Aldapa), Paquita Marín (Alegría de Iruña), Delia Armendariz (Anaitasuna), Marian Cía (El Bullicio Pamplones), Mª Josefa Igoa (Irrintzi), Araceli Landa (La Única), Sagrario Vicente (La Jarana), Charo Rípodas (Los de Bronce), Blanca Ágreda (Muthiko Alaiak), Rosa Echegoyen (Oberena), y Eusebia Ilincheta (San Fermín).

En silla de ruedas desde Valladolid.- Los mozos en cuestión se llamaban José Luis Pérez y Esteban Tordesillas; minusválidos para más señas. Ambos se vinieron hasta Pamplona montados en su silla de ruedas desde Nava del Rey (Valladolid), haciendo una media de 40 kilómetros diarios. El objetivo de su acción, además de disfrutar en Pamplona de unas jornadas alegres y divertidas, era llamar la atención de todo el colectivo de minusválidos, recordándoles que con tesón y voluntad se puede ser igual que el resto de las personas. Tardaron once días en cubrir todo el recorrido, llegando a la capital navarra, puntualmente, el día 5 de julio.

El cohete de la peluquería de Ordoyo.- Coincidiendo con el chupinazo oficial, la peluquería de Ordoyo, en la Avenida Franco, tenía por costumbre organizar un chupinazo alternativo en homenaje a quienes iniciaban las fiestas trabajando. A las doce en punto salían los clientes de la mencionada barbería, a medio pelar y embadurnados todavía con el jabón de afeitar, y procedían –con solemnidad, eso sí- a disparar varios cohetes en honor al santo patrón.

Peña Sueca.- Estos aficionados nórdicos, fieles a la cita sanferminera desde 1962, se habían ganado el cariño de toda la ciudad. El día 13 fueron recibidos en el Ayuntamiento, en donde hubo intercambio protocolario de pañuelos y lunch. El alcalde aprovechó para enseñarles el edificio consistorial.