LOS SANFERMINES QUE HA VIVIDO EL GRAN HOTEL LA PERLA

DESDE 1881 HASTA LA ACTUALIDAD

FIESTAS DE SAN FERMÍN 1939


         Después de un paréntesis de dos años los pamploneses, y también los forasteros, el 6 de julio de 1939 se reencontraron de nuevo con sus fiestas; y lo hicieron con ganas, con muchas ganas.
         Se abría una nueva etapa, y esto se traducía en un claro ambiente de euforia; era éste el Año triunfal. Y este hecho se palpaba en la escena sanferminera.
         Así pues, el guión de mando de la V División “Navarra”, fundada por el general Mola, fue traído a Pamplona y colocado, durante las fiestas, en el altar de San Fermín; esa fue la voluntad de esta unidad militar que en esos días iba a proceder a su disolución, y así se aceptó por el Ayuntamiento de Pamplona.
         En la galería de personajes importantes que se acercaron a los sanfermines no faltaron militares de alto rango y mucho renombre. Estuvieron también: el Ministro de Justicia y Educación, Conde de Rodezno; el Ministro de Industria y Comercio, señor Suances; así como el agregado de la embajada de Japón, señor Rikukuo Moriya, y el representante del Manchuko.

         En el ambiente estrictamente sanferminero, en las fiestas de este año se dieron dos importantes acontecimientos. El primero de ellos hay que situarlo el día 6 de julio, a las doce del mediodía, en la Plaza del Castillo; por vez primera se disparó oficialmente un cohete anunciador del inicio de las fiestas (posteriormente le hemos denominado chupinazo). Prendió la mecha don Joaquín Ilundain.
         El otro acontecimiento importante sucedió en el transcurso del encierro del día 7, cuando un toro de Cobaleda, citado por un mozo desde el vallado previo al callejón, hizo un brusco viraje en su marcha y arremetió contra el vallado rompiéndolo en pedazos y saliendo al exterior del tramo vallado, es decir, quedando en libertad en plena calle generando durante unos instantes una situación de verdadero pánico. Dos agentes de la guardia civil, allí presentes, reaccionaron con rapidez abatiendo al animal de un certero disparo, quedando tendido a tan sólo 10 metros de las vallas, junto a las taquillas. Una vez abatido fue rematado con un segundo disparo. A raíz de este incidente se oyeron insistentes sugerencias desde la prensa apuntando la necesidad de un doble vallado, como sucedió desde el año siguiente.
         Esta última anécdota tuvo su chascarrillo: un fotógrafo inmortalizó el momento en el que el uniformado guardia civil, pistola en mano, remataba al toro; la imagen, debidamente manipulada (se eliminó al toro), fue publicada posteriormente en el extranjero ilustrando un reportaje sobre la represión en la España franquista, quedando el fotografiado guardia como un asesino, al servicio del Gobierno, actuando impunemente en plena calle.

         Al margen de estas incidencias fue curioso observar ese reencuentro de los pamploneses con los diferentes actos sanfermineros; retornaron con fuerza los conciertos en el Teatro Gayarre, destacando por su éxito inenarrable el que ofrecieron el domingo día 9, de forma conjunta, el Orfeón Pamplonés y la Orquesta Santa Cecilia. La Feria de ganados, pese a que se mantuvo durante la guerra, se inauguró este año el día 9 (la autoridad no permitía que se hiciesen tratos ni ventas antes de ese día) recuperando de inmediato el esplendor que tuvo hasta 1936.
         La feria taurina fue, sin duda, uno de los acontecimientos más esperados. Se lidiaron toros de las ganaderías de Juan Pedro Domecq, Arturo Sánchez Cobaleda, Pérez de San Fernando y Marqués de Villamarta. Como matadores de toros figuraron: Vicente Barrera, Rafael Ponce Rafaelillo, Jaime Pericás, Domingo Ortega, Victoriano de la Serna, Juan Belmonte y Jaime Noain.
         Conviene aclarar que cuando se cita a Juan Belmonte como uno de los toreros presentes en la Feria de Pamplona, se trata de Juan Belmonte Campoy, hijo del conocido Juan Belmonte García, que triunfó el día 8 con el mismo arte y estilo que siempre empleó su padre. Además, y para que no faltase nadie, Juan Belmonte García, actuó de rejoneador en la corrida extraordinaria del 19 de julio.

         Por lo demás, tan solo que da saber que... el programa de fuegos artificiales lo inauguró, como siempre, la pirotecnia local del señor Oroquieta, lanzándose estos desde la Plaza del Castillo; ...que durante las vísperas, le costó una hora a la corporación llegar hasta la iglesia de San Lorenzo; ...o que las peñas pamplonesas contaron este año con una importante subvención municipal.


PINCELADAS

Alcalde.- D. Tomás Mata

Horario.- Encierro: 7 de la mañana.  Corrida de toros: 5’30 de la tarde.

Chupinazo.- D. Joaquín Ilundain

Sanfermines en Barcelona.- El acto más importante de las fiestas que organizaron los navarros residentes en Barcelona fue la entronización de una imagen del Sagrado Corazón de Jesús, el día de San Fermín, en la Casa de Navarra.

Sanfermines en San Sebastian.- A la vez que el Ayuntamiento donostiarra el 7 de julio nombraba al general Franco Alcalde Honorario de esa ciudad, los navarros celebraban en el Buen Pastor una misa a gran orquesta para honrar a San Fermín. El acto religioso fue presidido por don Santos Beguiristain.

Corrida extraordinaria.-  Como si de una prolongación de las fiestas se tratase, el 19 de julio Pamplona conmemoró con gran solemnidad el tercer aniversario del glorioso Alzamiento en Navarra. Hubo encierro, salieron los gigantes, desfilaron los combatientes y, como plato fuerte del día, se organizó una gran corrida extraordinaria en la que se lidiaron seis toros de doña María Sánchez, a cargo de los toreros Curro Caro, Luis Gómez El Estudiante y Antonio García Maravilla. El broche de oro de este festejo lo puso la esperada intervención de Juan Belmonte que rejoneó, en medio del delirio popular, un novillo de don Arturo Sánchez Cobaleda.