LOS SANFERMINES QUE HA VIVIDO EL GRAN HOTEL LA PERLA

DESDE 1881 HASTA LA ACTUALIDAD

FIESTAS DE SAN FERMIN 1928


         El cartel taurino de este año anunciaba, como otras veces, la actuación del diestro Marcial Lalanda. Este hecho, aparentemente intrascendente, despertó una expectación inusual, y no precisamente porque hubiese muchas ganas de verle, sino porque la prensa nacional se hacía eco a diario de los continuos fracasos que venía este arrastrando durante esa temporada. Y en Pamplona, además, estaba contratado para cuatro corridas; (...) Y la verdad, cuatro tardes Marcial Lalanda en el plan que está, no es plan. Se va a armar la de San Marcial contra Marcial si no cambia de táctica, porque Lalanda es un maula, y a Lalanda no le dan orejas ni albardadas en las fondas de las poblaciones que recorre haciendo como que torea y cobrando como si hubiera toreado: es decir, a 10.000 pesetas por corrida (...), arengaba “Diario de Navarra”.
         Días antes de venir a Pamplona, el día de San Pedro, toreó en Burgos, y no lo pudo hacer peor. “Diario de Burgos” arremetió duramente contra él, invitándole a retirarse: (...) dentro de poco, si sigue así, lo echará el público.
         Los días anteriores a los sanfermines toreó en Barcelona, en donde fue gritado y silbado. El rotativo catalán “El Noticiero del Lunes” definió las actuaciones de Lalanda en el coso barcelonés como catastróficas.
         Y así, con este currículum, se presentó Lalanda en Pamplona. A decir verdad, no le faltaron broncas, pero tuvo la habilidad, o la suerte, de ofrecer a los aficionados una de cal y otra de arena; y todo ello, porque estuvo más preocupado de torear a su público que a los morlacos que le tocaron en suerte. Influyó también, y le ayudó, el hecho de que en la primera corrida, la del 7, su compañero Vicente Barrera fue alcanzado por el toro, obligando esto a Lalanda a vérselas con sus toros y con los de su colega, aumentando  esta circunstancia la comprensión del respetable.

         Además de los mencionados Lalanda y Barrera (este último vino en sustitución del bilbaíno Martín Agüero), pasaron este año por Pamplona diestros como “Armillita chico” (el día 7, que toreó su primera corrida sanferminera, cumplió 17 años), Márquez, Francisco Tamarit, “Niño de la Palma”, “Cagancho” y “Gitanillo de Triana”; que se enfrentaron a las ganaderías de Pablo Romero (2 días), Antonio Peñalver, Antonio Flores y José Encinas.

         El encierro es protagonista de dos importantes novedades: por un lado, se establece la prohibición a los espectadores de subirse al vallado durante la carrera de los toros, quedando éste reservado para el auxilio de los corredores; y por otro lado, el Ayuntamiento modificó el vallado en la curva de Mercaderes con Estafeta, eliminando el ángulo recto del margen izquierdo, con el fin de evitar que ningún toro se quedase allí.

         Fuera del aspecto taurino, y de los actos tradicionales, hay que destacar los fuegos artificiales del día 6 en los que el pirotécnico local don Manuel Oroquieta fue especialmente aplaudido; y no era para menos, pues la pirotecnia navarra dibujó un gran busto de Sarasate en homenaje a él.
         En el Teatro Gayarre actuaron los días 9, 10 y 11 nada menos que la Orquesta Filarmónica de Madrid, con la compañía de los Coros Mixtos del Orfeón Pamplonés. También los músicos madrileños rindieron su particular homenaje a don Pablo Sarasate haciendo, en esta ocasión, una ofrenda floral en su mausoleo.
         Las calles estuvieron tan animadas como siempre –más animadas que nunca, decía siempre la prensa-, pudiendo verse en ellas a cuadrillas como la del “Unión Pamplonés” o como la “Peña Indarra” con sus incansables serenatas. En Zaragoza se organizó un viaje a las fiestas de Pamplona, con alojamiento y comidas inclusive, y fue tal el éxito que el organizador llenó un tren entero, y no un tren cualquiera, sino el llamado “especial”.
         Y no faltaron los gigantes, ni las bandas de txistularis, ni el fútbol, ni el boxeo, ni la prestigiosa Feria de Ganado (este año en los Glacis de la Cuesta de la Reina, a la derecha del Portal de Taconera), ni las barracas, ni el tradicional espectáculo comico-taurino de la Plaza de Toros, ni la iluminacion de la Plaza del Castillo y de la fachada consistorial, ni las 200 pesetas de donativo de León Salvador para la Beneficiencia. El riau riau: alegre; la procesión: solemne.
         Esta era Pamplona, y estas eran sus fiestas, cada vez mas famosas.

        

PINCELADAS

Alcalde.- D. Jenaro Larrache

Horario.- Encierro: 7 de la mañana.  Corrida de toros: 5’30 de la tarde.

Bibliografía.-
·        IRAIZOZ, Bonifacio. La alegría en San Fermín. (Cuadernillo. Transcripción para el piano del Vals de Astrain). Pamplona, 1928.

Dobladores.- Normalmente quienes recibían en el redondel de la plaza a los toros durante el encierro eran personas profesionales vinculadas a alguna de las cuadrillas de los toreros de ese año. Su figura, sin haberse inventado todavía la denominación de dobladores, aparece oficialmente, y por vez primera, en el bando municipal de 1928, en los siguientes términos: ...durante el encierro de los toros permanecerán en el ruedo únicamente dos lidiadores de profesión que se colocaran capote en mano prontos a intervenir en cualquier momento de peligro.

Programa comercial.- Este año fue editado, al menos, un programa comercial alternativo al oficial. La iniciativa fue obra de Juan Moreno Casado, y la edición se hizo en los talleres tipográficos de don Emilio García Enciso.

Kermesse.- Esta tómbola benéfica se inauguró el día 9 en la Taconera con el fin de recaudar fondos para los ancianos. Recaudaron un total de 102.777 pesetas y 10 céntimos.

Cúchares.- Cuando se alude a la tauromaquia frecuentemente se aplica el sinónimo de “el arte de Cúchares”. ¿Y quien era Cúchares?. Pues precisamente en 1928 se cumplían cien años de su debut como torero. Tenía entonces 13 años, y a tan temprana edad ya colocó su primer par de banderillas. Se sabe también que, cuarenta años después, había matado nada menos que 7.458 toros. Este diestro ostentaba el título oficial de maestro matador.