LOS SANFERMINES QUE HA VIVIDO EL GRAN HOTEL LA PERLA

DESDE 1881 HASTA LA ACTUALIDAD

FIESTAS DE SAN FERMÍN 1933


         El número de extranjeros que acudían a Pamplona para conocer el ya famoso espectáculo del encierro era cada vez más considerable. Por segunda vez en la historia de las fiestas el embajador de Estados Unidos en España, en esta ocasión el señor Claude Bowers, se acercó a la capital navarra para conocer de cerca aquello que en Estados Unidos estaba empezando a causar furor gracias a la novela de Ernest Hemingway y a las cada vez más abundantes crónicas periodísticas sobre las fiestas de San Fermín. Este incremento de extranjeros explica el anuncio que puso el Comité de Turismo interesándose en contratar personas que sepan alguna, o algunas, lenguas extranjeras, y que deseen servir de intérpretes en las próximas fiestas.

         Por segundo año consecutivo, y así habría de suceder durante tres años más, las fiestas de San Fermín venían impregnadas del laicismo de la época. Oficialmente no eran unas fiestas en honor a San Fermín, y, en consecuencia, su programa estaba desprovisto de toda connotación religiosa: ni vísperas, ni procesión, ni octava; otra cosa muy diferente era lo que la ciudadanía hacía. De hecho, a la hora de las vísperas, los mozos acudían puntuales a un acto tradicional, oficialmente inexistente, y celebraban su propio ¡riau riau!, acudiendo seguidamente a la ceremonia religiosa en la capilla de San Fermín. Teniendo en cuenta el éxito del año anterior, por segunda vez se organizó una suscripción popular con el fin de recaudar fondos para honrar a San Fermín organizada, en esta ocasión, por la parroquia de San Lorenzo y por la Asociación Católica de Padres de Familia, en cuyos locales del número 7 de la Plaza del Castillo se podían dejar las aportaciones.

         En el aspecto taurino intervinieron este año los siguientes matadores: Vicente Barrera, Armillita chico (el que cumplía los años el 7 de julio), Antonio García Maravilla (que en la primera corrida fue agredido por un grupo de mozos cuando se retiraba del ruedo; le tocaron dos toros muy malos y hubo quien le responsabilizó a él del mal espectáculo), Nicanor Villalta, Carnicerito de Méjico (el gran triunfador de este año), Fernando Domínguez, Domingo Ortega, Victoriano de La Serna, y el gitano Gagancho (el torero de la pura incógnita; el que era capaz de ser el mejor... o el peor).
         Se lidiaron toros de las ganaderías de los Hijos de Pablo Romero, Manuel Blanco, Villamarta, Arturo S. Cobaleda y Coquilla.

         En la calle el ambiente era inmejorable. Era unánime la opinión de que los protagonistas de este ambiente, quienes lo hacían incomparable, eran las peñas de mozos pamplonicas. Allí estaba la Peña Dena Bat, que este año se trajo a la banda de Oñate para amenizar musicalmente sus pasacalles. O la Peña Los Irunshemes, siempre incansables, que el día 9, a la hora del café, celebraron un concierto en sus locales a cargo del conocidísimo trío Palacios.

         En los teatros de Pamplona, como sucedía todos los años, se ofrecía espectáculos de gran calidad: en el Teatro Gayarre actuó la madrileña Compañía de Revistas del Teatro de Maravillas, del 6 al 10 inclusive; durante esos mismos días en el Teatro Olimpia actuó la tradicional Compañía del Teatro Lara, de Madrid.


PINCELADAS

Alcalde.- D. Nicasio Garbayo

Horario.- Encierro: 7 de la mañana.  Corrida de toros: 4’30 de la tarde.

¡Sr. Gobernador!.- Tenemos noticia de que entre los barracones de la feria hay uno impropio de cualquier pueblo, cuanto más del nuestro. La moral, el buen gusto y el respeto que se debe a cuantos por allí circulan, se satisfarían con su desaparición. (“El Pensamiento Navarro”, 30 de junio de 1933).

“Navarra en Guipúzcoa”.- Con este título el Solar Navarro de San Sebastian editó este año un bonito programa de fiestas en el que, a lo largo de 36 páginas, mostraba varios reportajes sobre los sanfermines y el programa de actos que tenían programados en la capital donostiarra para honrar a San Fermín. La edición del programa recibió una subvención de 175 pesetas por parte del Ayuntamiento de Pamplona. Los pamploneses tuvieron oportunidad de adquirirlo en algunas librerías de Pamplona al precio de 0’50 pesetas.

Miguel Fleta en Pamplona.- Las fiestas de este año acogieron un espectáculo de verdadero lujo para los amantes de la ópera. El tenor aragonés Miguel Fleta actuó los días 14 y 16 de julio en el Coliseo Olimpia, acompañado de la tiple de ópera Matilde de Revenga, interpretando la conocida zarzuela “La Dolorosa”. Fleta venía de triunfar en Zaragoza; y aquí en Pamplona también triunfó, ¡vaya si triunfó!; fue algo apoteósico, y... lo más curioso, que nadie supo entonces, Miguel Fleta salió al escenario con una garganta enferma, y muy tocado ya por la enfermedad de la diabetes, que es la que le apartó de este mundo.

La Feria de San Fermín a la Magdalena.- Por decisión de la alcaldía la feria de ganados estrenó en estos sanfermines una nueva edición. Fue colocada, por razones sanitarias, en el barrio de la Magdalena, en el terreno comprendido entre el Molino de Ciganda y el puente de la Magdalena y terrenos limítrofes.

Kermesse.- Se celebró los días 12 y 13 de julio en los jardines de la Taconera. Esta tómbola fue a beneficio de la Santa Casa de Misericordia.

El Baile de la Era.- El 14 de julio se celebró en la Plaza de Toros un festival con música, cantos y bailes típicos. Los espectadores pudieron ver el “Baile de la Era”, escuchar jotas, oír a los hermanos Elizaga, que eran los gaiteros de Estella, y corear las alegres interpretaciones de la famosa “Rondalla Zaragozana”.