LOS SANFERMINES QUE HA VIVIDO EL GRAN HOTEL LA PERLA

DESDE 1881 HASTA LA ACTUALIDAD

FIESTAS DE SAN FERMÍN 1945

         Poco duró la tradición de la lectura del pregón. La idea había sido buena; quedaba muy bien eso de recuperar aquella vieja costumbre de los siglos XVII y XVIII, pero... no se contaba con que eran éstos otros tiempos en los que la ciudadanía, apiñada en la Plaza Consistorial, y ansiosa de dar rienda suelta a una alegría desbordante, no estaba precisamente para pregones dieciochescos. Es así como, después de dos años de vida, el pregón desapareció discretamente; y el señor Troncoso, presidente de la Comisión de Fomento, tras gritar ¡Viva San Fermín!, prendió este año la mecha del cohete anunciador, sin mayores parafernalias de discursos y timbales.

         Después de las penurias que pasó el año anterior la Junta de la Casa de la Misericordia para sacar adelante su cartel taurino, lo lógico es pensar que ese cúmulo de circunstancias sólo se pueden dar una vez en todo el siglo, pero ¡qué va!, esto fue como un terremoto: enseguida vino la réplica. Si en 1944 la Misericordia pasó apuros en reorganizar el cartel, 1945 todavía fue peor.
         El día 29 la Casa de Misericordia recibió la confirmación de que Manolete no podía torear en Pamplona por sufrir la fractura completa de la clavícula izquierda, como consecuencia del accidente sufrido en el coso taurino de Alicante. La noticia cayó como un mazazo entre la afición taurina y entre los organizadores, pues después de su inesperada ausencia del año anterior, todos tenían verdaderas ganas en verle este año en nuestra plaza; fíjense si serían grandes las ganas de verle que la figura de Manolete quedó plasmada este año en el cartel oficial de las fiestas.
         El único consuelo que le quedaba a la Casa de Misericordia y a los aficionados era el saber que todavía quedaba en el cartel el reclamo del diestro mejicano Carlos Arruza, un matador que estaba revolucionando el mundo del toreo, y que su futura presencia en la feria de Pamplona había despertado verdadera expectación.
         Pero apenas dio tiempo de gozar de este consuelo. El día 1 el diestro Carlos Arruza resultó aparatosamente cogido en la Plaza de Toros de Burgos, y al día siguiente la comisión taurina de la Casa de Misericordia recibía la confirmación de que no podría venir a los sanfermines. No cabía mayor fatalidad.

         Ante esta situación atípica, en la que en vísperas del inicio de las fiestas caen las dos grandes figuras del cartel taurino, la Misericordia optó el día 2 por suspender la venta de billetes, mientras se hacían maratonianas gestiones para sustituir a los dos diestros y se elaboraban nuevas tarifas de precios.
         Finalmente el 4 de julio la Junta de la Casa de Misericordia, tras contratar, ¡y con gran acierto!, al navarro Julián Marín y al levantino Jaime Marco El Choni, cerró definitivamente el cartel, quedando de la siguiente manera:

-         Día 7: Seis toros de don Alipio Pérez, de Salamanca, para Fermín Rivera, Julián Marín y Pepín Martín Vázquez.
-         Día 8: Seis toros de don Juan Pedro Domecq, de Sevilla, para José Mejias Bienvenida, Carlos Vera Cañitas y Pepín Martín Vázquez.
-         Día 9: Seis toros de don Atanasio Fernández, de Salamanca, para Julián Marín, Luis Miguel Dominguín y Agustín Parra Parrita.
-         Día 10: Seis toros de doña Carmen de Federico, de Sevilla, para José Mejías Bienvenida, Jaime Marco El Choni y Luis Miguel Dominguín

         El tudelano Julián Marín, consciente de la responsabilidad que contraía al sustituir  a Manolete, quiso poner lo mejor de su arte en este empeño. Y lo consiguió, ¡vaya si lo consiguió!; hasta el punto de que el día 7 le cortó a su primer toro las dos orejas y el rabo; y el día 9, de tan bien que lo hizo, fue sacado y paseado a hombros por las calles de la ciudad.

         Ya en el terreno de lo anecdótico es reseñable que la corrida del día 7 no fue presidida por el alcalde, como era costumbre, por guardar luto el señor Nagore. En su lugar lo hizo el Marqués de la Real Defensa, primer Teniente de Alcalde.


PINCELADAS

Alcalde.- D. Daniel Nagore

Horario.- Encierro: 8 de la mañana.  Corrida de toros: 6’30 de la tarde.

Chupinazo.- D. Miguel María Troncoso

Bibliografía.-
ASTIZ, Miguel Angel. Mozos y toros. Gráficas Vasconia. Pamplona, 1945.

Programas sin tapas.- Durante la segunda quincena de junio el Ayuntamiento de Pamplona sacó a la venta los programas de fiestas. La gran sorpresa fue que en pocos días se agotaron completamente, lo que obligó al consistorio a hacer una nueva edición con carácter de urgencia, es decir, sin tapas. Es así como el 29 de junio se pusieron de nuevo a la venta los programas de fiestas, con su peculiar característica, en la taquilla del kiosko de la Plaza del Castillo. Eso sí, para compensar la ausencia de tapas se obsequiaba al comprador con una tarjeta del cartel anunciador.

Primer año de la Tómbola.-  Organizada por el Secretariado Diocesano de Caridad, el día 6 de julio se inauguró en el Paseo de Sarasate la denominada Tómbola de Caridad. Empezaba así una larga andadura para esta institución benéfica, una andadura que, años tras año, se traduce en importantes beneficios económicos destinados a ayudar a los más desfavorecidos y necesitados.

Hotel Maisonnave.- Este establecimiento hotelero, ubicado entonces en la calle Espoz y Mina, anunciaba a sus posibles clientes el mismo día 6 de julio que, una vez reformado por sus nuevos propietarios –la familia Alemán-, disponía a partir de entonces de 50 habitaciones con teléfono, calefacción, agua corriente caliente y fría, a la vez que ofrecía la posibilidad de alquilar alguna habitación con baño independiente. Promocionaba también el Restaurant Maisonnave, con entrada independiente del hotel, el cual hacía gala de poseer una cocinera especial.

Las barracas se mudan.- Con la única excepción del año 1924, a lo largo de todo el siglo las barracas estuvieron siempre situadas en los terrenos del viejo Ensanche, o primer Ensanche, en las inmediaciones de la calle Padre Moret. La necesidad de utilizar más espacio y la remodelación urbana de aquella ubicación forzaron en este año su traslado a otro lugar, y para ello se eligió los terrenos de la parte final de la avenida Carlos III.

Las peñas.-  Las que salieron este año fueron: “Oberena” (lucían sus mozos insignias verdes), los “Iruña’ko” (exhibían pañuelo con cuadros rojiblancos; su presidente era el señor San Román), y los del “Muthiko Alaiak” (con pañuelo rojo, y con pancarta pintada por Ginés y por Balda). La Peña “La Única” no salió este año, pero sus socios participaron en las actividades del “Muthiko Alaiak”.




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