LOS SANFERMINES QUE HA VIVIDO EL GRAN HOTEL LA PERLA

DESDE 1881 HASTA LA ACTUALIDAD

FIESTAS DE SAN FERMÍN 1913


         Al igual que sucedió el pasado año, en éste el cartel taurino también sufrió alguna modificación; para el día 13 estaba programada una novillada en la que la figura principal era Belmonte, un diestro que se estaba mostrando en otras plazas como la auténtica revelación del año, sin embargo a última hora éste se descolgó del cartel. Ante este hecho la Comisión de Fomento optó por anular la novillada, sustituyéndola por una corrida extraordinaria de lujo en la que el coso taurino tuvo oportunidad de asistir a la primera toma de alternativa del siglo, la del torero Francisco Posada, completando la terna los diestros Antonio Fuentes y José Moreno Lagartijillo. Lidiaron seis toros de la ganadería del Duque de Tovar. Posada, triunfador de la tarde, cortó una oreja.

         En cualquier caso los toreros de este año fueron: Machaquito, Gallo, Vázquez, Gaona, Fuentes, Lagartijillo y Posada. De todos ellos destacó de una manera muy especial Gallo, de él se habló, y mucho; y no precisamente por sus brillantes faenas, sino por lo nefastas que resultaron sus actuaciones. Prueba de ello es que el mañana del 11 de julio, después del encierro de los toros de Parladé, un nutrido grupo de jóvenes se tomó la molestia de ir en manifestación hasta la calle San Antón situándose delante de la fonda en la que se hospedaba el diestro Rafael Gómez Gallo obsequiándole con una sonora serenata de pitidos y abucheos. José Mª Iribarren recogió la anécdota (publicada después por Ricardo Ollaquindia) de que este mismo año, en el coso taurino, una de las cuadrillas del tendido de sol llevó a la plaza unas tijeras de madera enormes. Durante la faena del “divino calvo” las accionaban, invitando al diestro a que se cortase la coleta, mientras cantaban con la tonada del “Tápame, tápame”, el famoso cuplet que popularizó “La Goya”:

Comisión... la de Fomento,
no contrates más al Gallo
porque no vale un pimiento.

         El día 7 de julio parece consolidarse como el día más propenso  a que en el encierro haya alguna incidencia. En el de este año se dio la circunstancia de que fue necesario celebrar dos encierros: el primero de ellos con cinco toros, y el segundo, a continuación, con el toro que no había querido salir con sus compañeros.


         La magia de los sanfermines está basada en que éstos, a pesar del paso de los años, conservan perfectamente su estructura: los mismos gigantes, la misma procesión, los mismos encierros, corridas, fuegos artificiales, vísperas, octava, barracas..., únicamente cambian los aspectos secundarios, es decir: el número de asistentes a estos actos, el número de cruces que participa en la procesión, el lugar desde el que se echan los fuegos... Otras cosas, sin embargo, han sufrido verdaderos cambios, y sino que se lo pregunten a los dos individuos que el 6 de julio de 1913 fueron multados por su estado de embriaguez.
         Otra cosa que ha cambiado es el lugar donde se adquieren las entradas para los toros, y es que en aquél año, y en aquella época, había una cierta tendencia a no juntar en una misma cola a las diferentes clases sociales. Así pues, quien quisiera comprar una entrada de tabloncillos o barandillas, debía de hacerlo en la taquilla existente frente al Café Kutz; las barreras y contrabarreras se vendían en las rejas del Teatro; los asientos de 1ª de tendido había que adquirirlos en la taquilla de la Plaza de Toros, frente a la calleja del Crédito Navarro; y quien quisiera comprar palcos y masetas de toril únicamente podía hacerlo en la planta baja de la casa nº 25 de la Plaza del Castillo.

Año 1913.- Llegada de los toros a la plaza tras uno de los encierros (Foto: Roldán)


PINCELADAS

Alcalde.- D. Joaquín Viñas.

Horario.- Encierro: 6 de la mañana. Corrida de toros: 4’30 de la tarde.

Mirentxu.- Durante las fiestas se representó en el Teatro Gayarre, y con gran éxito, la ópera vasca Mirentxu, estrenada en el bilbaíno Teatro de los Campos Elíseos el 31 de mayo de 1910. En el reparto de la escenificación de este idilio vasco figuraba como intérprete principal –en el papel de Mirentxu- la tiple navarra Pepita Sanz.

Quo vadis.- Otro de los atractivos de las fiestas de este año fue la proyección, todos los días, de la película Quo vadis, en el Cine Belloch, situado junto a la Plaza de Toros.

Urinarios en la Plaza del Castillo.- El día 5 se procedió a la recolocación de los urinarios de la Plaza del Castillo. Tan sólo unas semanas antes éstos habían sido clausurados por el Alcalde debido a la mala imagen que ofrecían. Para su reapertura fueron necesarias en ellos algunas reformas: han sido pintados, se han colocado cazueletas para el recipiente y se ha puesto un resguardo que quite a los urinarios su descaro indecoroso.

Llegó el Plazaola.- A la Vuelta del Castillo llegó por vez primera el Plazaola. No se trataba del viaje de inauguración, ni de un ensayo, ni de nada parecido. Simplemente que el Consejo de Administración, algunos tecnicos, ingenieros y obreros de esta obra entendieron que este podía ser un buen medio para acercarse hasta Pamplona a ver una corrida de toros. Y así lo hicieron.

Listín telefónico.- Coincidiendo con el desarrollo de las fiestas se distribuyó en esos días el nuevo listín telefónico del Teléfono Urbano. A modo de curiosidad diremos que en Pamplona había ya, nada menos, que 360 abonados; el doble que en el listín anterior.