LOS SANFERMINES QUE HA VIVIDO EL GRAN HOTEL LA PERLA

DESDE 1881 HASTA LA ACTUALIDAD

FIESTAS DE SAN FERMÍN 1900


         En contra de lo que pueda pensar mucha gente las fiestas de aquella época no eran unas fiestas meramente locales, ni tan siquiera provincianas; los sanfermines tenían ya su fama y su atractivo. Así pues, se tiene conocimiento de que a finales de junio de 1900 el Club Taurino de Dax (Francia) trabajaba activamente en aquella región gala dando a conocer el programa taurino sanferminero: ellos distribuían la propaganda y ellos organizaban los viajes a la feria pamplonesa. Existían también entonces lo que popularmente se denominaban trenes de recreo, que no eran sino trenes especiales con los que la compañía ferroviaria reforzaba el servicio normal para traer hasta Pamplona a cuantos forasteros quisiesen disfrutar de las fiestas; el 3 de julio algún periódico destacaba que la ciudad para ese día ya estaba llena de forasteros que habían venido a los sanfermines anticipándose a los trenes de recreo.

         Pero las fiestas de este año tuvieron un protagonista muy conocido: se trataba de don Pablo Sarasate. A primeros de año un periódico local acusó al insigne violinista de que acudía anualmente a Pamplona a regar su amor propio; este comentario disgustó enormemente a Sarasate y generó, a su vez numerosos testimonios de adhesión hacia su figura entre sus paisanos. Lo cierto es que ese año el violinista llegó a Pamplona de incógnito a las seis y pico de la tarde del 2 de julio, acompañado de la señorita Berta Marx-Goldschmidt. Al día siguiente la noticia se extendió como la pólvora y esa misma noche miles de pamploneses se congregaron ante el Hotel La Perla en donde el Orfeón Pamplonés obsequió a don Pablo con una amena serenata; un acto similar se repitió la noche del 10 de julio. Durante aquellas fiestas los mozos lucieron en sus solapas una pequeña foto de Sarasate, y la Tipografía Moderna de Madrid comercializó en Pamplona unos retratos del violinista de 42 x 31 centímetros, hechos a dos tintas sobre cartulina en los que además de la imagen aparecía una pequeña biografía; los retratos se vendieron, con gran éxito, al precio de 30 céntimos. El propio Ayuntamiento quiso contribuir a restituir el daño moral que desde esta ciudad había recibido el artista, organizando durante las fiestas una exposición en la que los pamploneses pudieron ver las alhajas que Sarasate había donado a la ciudad de Pamplona. Y por si las muestras de cariño no fuesen suficientes Lagartijillo, que en esta feria sustituía a El Algabeño, brindó el día 10 uno de los toros a don Pablo, siendo correspondido por éste con el obsequio de una petaca.

 1900.- Imagen de una de las corridas, cuando los caballos no llevaban peto.

         Aquella misma tarde el diestro guipuzcoano Luis Mazzantini brindaba también uno de sus toros a otra gran personalidad que se encontraba esos días en la ciudad disfrutando de las fiestas. Se trataba del Ministro de Gracia y Justicia, nacido en el pamplonés Paseo de Valencia, quien fue testigo directo de cómo Pamplona recibía en esos días la noticia de que el Ministerio de la Guerra por fín autorizaba la construcción en Pamplona de una prisión provincial. Es así como, aprovechando la presencia en la ciudad de este ministro, las autoridades procedieron el mismo día 15 a colocar solemnemente la primera piedra de la cárcel. La importancia del acto justificó la presencia de los gigantes y cabezudos.

         En el coso pamplonés se vieron este año ganaderías como las del Duque de Veragua, Hijos de Díaz, Conde de Espoz y Mina, Miura y Zalduendo, entre otras; siendo éstas lidiadas por los mencionados Mazzantini y Lagartijillo, así como Fuentes, Machaquito y Lagartijo. Precisamente este año la Comisión de Fomento procedió a uniformar a todos los empleados de la Plaza de Toros; a los acomodadores se les da unas gorras en sustitución del gorrillo de ahorcado que usaban decía un periódico. Además, por vez primera, el riego del redondel se hará rápidamente y con aire.

         La Plaza del Castillo, entonces Plaza de la Constitución, estuvo iluminada con focos eléctricos, ¡toda una novedad!, siendo reforzada su estética con la colocación de mástiles y gallardetes, y con numerosas colgaduras que los vecinos habían colocado en los balcones siguiendo los consejos del bando municipal.
         En la calle el ambiente era similar al de otros años. Los pobres que portasen bonos de carne de toro tenían este año la garantía de que se les dará carne de muy buena calidad. El concejal señor Burguete pidió al Alcalde que se vigilase en la calle a los que vendían coplas, muchas de las cuales son inmorales. En los lugares públicos se voceaba y se vendían periódicos como El Motín, de carácter anticlerical, si bien la autoridad nada podía hacer contra ello pues la Constitución alfonsina amparaba esta actividad.
         Respecto a los actos festivos, los ya tradicionales como las vísperas, la procesión (inmenso gentío llenaba la calle Mayor), los fuegos de artificio o el paseo de la calle Estafeta, se vieron complementados con otros como la Exposición Canina, el Concurso de Ganados o la bendición del material sanitario de la Cruz Roja de Navarra.

9 de julio de 1900.- "Cuervo", de la ganadería de Lizaso, toreado y muerto por Lagartijo (en la corrida de prueba) alternando con Mazzantini y Fuentes

9 de julio de 1900.- Lagartijo dándole un pase a "Cuervo", de la ganadería de Lizaso


PINCELADAS

Alcalde: D. Agustín Lazcano

Horarios: Encierro: 6 de la mañana; Corridas de toros: 4’30 de la tarde.

Hotel Mediero.- Con este nombre se conocía popularmente a los calabozos, o depósito municipal. El Pensamiento Navarro indicaba el día 9 que el “Hotel Mediero” está lleno de randas, descuideros, carteristas y otras alimañas de la extensa familia rateril. Esta denominación popular le venía del nombre del responsable de la cárcel, don Gil Santos Mediero. Estaba situado en el antiguo edificio de la cárcel; esto quiere decir que existió hasta el año 1910 que es cuando ésta fue derribada, convirtiéndose su solar en la actual Plaza de San Francisco.

Vigilancia de los toros.- El ganado que albergaba El Sario y las instalaciones de la fábrica de gas estaba custodiado por varios camineros a las órdenes del celador de guardas señor Laquidain.

Mendicidad.- El concejal pamplonés señor San Julián pidió al alcalde que tomase medidas para que se evite que se vea esta capital llena de esos pobres forasteros que vienen a exhibir llagas y deformidades repugnantes, haciendo de ello una industria.


EL CARTEL DE FIESTAS



EL PROGRAMA DE FIESTAS

 Portada

 Pág. 1

Pág. 2

Pág. 3

Pág. 4

Pág. 5

Pág. 6

Pág. 7

Pág. 8

Contraportada



LAS ENTRADAS DE TOROS

 
 1ª Corrida

2ª Corrida

3ª Corrida

4ª Corrida

Corrida de Prueba

Entrada para el encierro


PROSPECTOS TAURINOS