LOS SANFERMINES QUE HA VIVIDO EL GRAN HOTEL LA PERLA

DESDE 1881 HASTA LA ACTUALIDAD

FIESTAS DE SAN FERMÍN 1975

         A la hora de historiar y documentar los sanfermines,  como cualquier otro acontecimiento público, encontramos siempre en la prensa escrita a un buen aliado, siendo aconsejable siempre, en beneficio de la objetividad, consultar todos los periódicos existentes. Este año, por muy pocos días, los sanfermines dejaron de verse reflejados en las crónicas del “Arriba España”, cerrado el 29 de junio, periódico éste que por su estilo, dejando ideologías a un lado, se caracterizaba precisamente por aportar una gran riqueza de detalles sobre nuestras fiestas que lo convertía en el complemento perfecto y en herramienta de gran utilidad para documentar las fiestas de Pamplona durante su existencia como rotativo.
         Además de la desaparición de este periódico, Pamplona vivió en esos días de una manera mucho más especial que otras ciudades, el fallecimiento en Roma, el 26 de junio de Monseñor José Mª Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei e Hijo Adoptivo de Pamplona. Su desaparición, desde el punto de vista sanferminero, marcó notoriamente el ambiente festivo de ese año al convertirse en protagonista principal de las canciones y letrillas populares, en donde recibía un trato muy diferente al que le brindó el Ayuntamiento y otro sector de la ciudad durante el funeral que se le dedicó en la Catedral de Pamplona.
         La Pamplona tradicional, clerical, y de orden, de unas décadas atrás, empezaba a ser irreconocible; y esto quedaba perfectamente reflejado en el ambiente festivo. Baste para ello fijarse en el chupinazo de este año del que “El Pensamiento Navarro”, dentro de la crónica de este acto, denunciaba una nota discordante en el desarrollo del mismo: “... unos panfletos subversivos, gritos de libertad, libertad, libertad, y hasta banderas nada festivas: rojas y con la hoz y el martillo..."

         Pero centrándonos exclusivamente en lo que es el desarrollo del programa de fiestas, hay que decir que si el año anterior había quedado marcado por la tragedia en el encierro, este año, lamentablemente, también fue así. El día 9 de julio Pamplona asistía atónita a uno de los encierros más sangrientos de su historia, agravado por la circunstancia de la formación de un montón en la entrada al callejón de la plaza en el que se entremezclaron mansos y mozos luchando contra la angustia y la asfixia; a este suceso hubo que añadir el desconcierto de los toros al llegar ante esa barrera humana que les cerraba el paso y que detenía su tranquila carrera, convirtiendo a ésta desde ese momento en un calvario para cuantos estaban en ese tramo.
         El balance final de esta angustiosa situación trajo consigo un resultado de un muerto y de algo más de cuarenta heridos, de los que catorce presentaban heridas de gravedad. El fallecido era Gregorio Górriz Sarasa, soltero, de 41 años, y residente en Arazuri, que recibió una cornada seca en el callejón que provocó su fallecimiento inmediato. Se da la circunstancia de que este mozo navarro destacaba precisamente por su habilidad y su arte ante los astados, como lo avalaban numerosos documentos gráficos de años anteriores.
         Cuando esa mañana finalmente entraron los toros de Osborne a la plaza –unos toros cebados ya contra todo lo que se movía-, fue muy meritoria, muy necesaria, y muy aplaudida, la labor de los dobladores que tuvieron que emplearse a fondo con todo el arte que les caracteriza siempre. Aquellos dobladores tenían nombre y apellidos: Isidro Marín, Pepe Rioja, Manolo Rubio, Jesús Gracia, y Antonio Robles “El Sevilla”.
         La casualidad quiso que el toro que mató a Gregorio Górriz se llamase Navarrico.  Y especialmente emotivo fue el momento de su lidia esa misma tarde, correspondiéndole en el lote al diestro Antonio José Galán, que tuvo el detalle, muy agradecido por el público, de elevar su brindis al cielo.

         Además del mencionado matador de toros –muy querido siempre por Pamplona y por sus mozos-, este año estuvieron presentes en la Feria los diestros Raúl Aranda, Paco Bautista, Rafael Ponzo, Manolo Cortés, Ruiz Miguel, Paquirri, Julio Robles, Manzanares, José Luis Parada, El Niño de la Capea, Paco Alcalde, Angel Teruel, Eloy Cavazos, Roberto Domínguez, Rafael de Paula, y Paco Camino.
         Las ganaderías fueron las de Juan Guardiola Soto, José Benítez Cubero, Hdros. de Pablo Romero, Osborne (sustituyendo a última hora a la de Antonio Ordóñez), Eduardo Miura Fernández, Hdros. de Manuel Arranz, Atanasio Fernández, Cesar Moreno Erro, y Hdros. de Fermín Bohórquez.
         La novedad de esta feria fue la celebración de una corrida de toros el día 6, a las ocho de la tarde. Era la primera corrida de toros sanferminera, en muchas décadas, en la que no estaban las peñas.




PINCELADAS


Alcalde.- D. José Arregui

Horario.- Encierro: 8 de la mañana. Corrida de toros: 6’30 de la tarde

Chupinazo.- D. Javier Iraburu

Baile de la era en la Plaza de los Fueros- A la una de la tarde del día 6 se celebró en la Plaza de los Fueros un gran acontecimiento de carácter folclórico. 60 parejas de dantzaris del grupo Larraiza, de Estella, interpretaron en el redondel de la plaza el Baile de la era, premiado por los numerosos espectadores con una gran ovación. Seguidamente actuaron los bolantes de Valcarlos. Este acto fue considerado por muchos pamploneses como la inauguración oficiosa de esta plaza.

El Adios de la Televisión Francesa.-  La televisión gala aprovechó las fiestas de este año para filmar en Pamplona numerosas escenas de ambiente sanferminero, empleadas posteriormente para ambientar la película “Adios”, dirigida  por André Michel, con guión de Kleber Haedens.

Pippi Calzaslargas.- La popular actriz Inger Nilsson, que años atrás había protagonizado la popular serie televisiva “Pippi Calzaslargas” participó el día 7, por la mañana, en el festival infantil que se celebró en la Plaza de Toros. La mítica niña traviesa, y con trenzas, que todos esperaban ver, era ahora una muchacha adulta con una imagen muy diferente a la que trascendió por la pantalla televisiva.

Los bomberos detrás del riau-riau.- El popular riau-riau duró este año tres horas y treinta minutos. Pero la noticia no estuvo en su duración sino en el peligro que corrieron sus participantes. Sucedió que de un balcón de la calle Mayor, concretamente del edificio de donde cantan al santo Los Amigos del Arte, se desprendió algún cascote a modo de aviso, provocando este hecho una rápida intervención de las autoridades que tomaron la medida de no dejar pasar a la gente por debajo. Cerrando la comitiva se situó un camión de los bomberos quienes, al llegar al lugar, y comprobar que el estado del balcón anunciaba su inminente caída, procedieron a tirarlo de inmediato.

Jerónimo Echagüe.- Entre los numerosos heridos que hubo durante el encierro del día 9 destacaba un personaje singular. Singular por su agilidad a la hora de correr; singular por su fortaleza; y singular por su veteranía en este acto taurino. El mozo en cuestión se llamaba Jerónimo Echagüe, y llevaba la friolera de 61 años corriendo en el encierro. A lo largo de todo este tiempo había sufrido cogidas graves y menos graves, contusiones, pisotones, y todo tipo de fracturas que hacían de su cuerpo un monumento al amor por el encierro.
         Sirva como ejemplo que cuando lo trasladaron el día 9 al hospital llevaba un brazo enyesado y en cabestrillo, consecuencia de la cogida que había sufrido en el encierro del día 7. Sépase además que a Jerónimo no le hubiese cogido el toro el día 9 si él no se hubiese escapado del Hospital el día anterior en donde estaba ingresado por la cogida del 7.

Mujeres en el encierro.- Fue noticia en los medios de comunicación el hecho de que en el transcurso del último encierro se colaron tres expontáneas que intentaron correr desde la Plaza del Ayuntamiento. Dos de ellas fueron retiradas a tiempo, pero la tercera consiguió hacerlo.

Bibliografía.-
·        CAMPO, Luis del.  ¿Es peligroso el encierro de Pamplona?. Caja de Ahorros de Navarra. Pamplona, 1975.