Fiestas de San Fermín

FIESTAS DE SAN FERMÍN 1947

El 6 de julio fue un día importante, no sólo en Pamplona sino en toda la nación. Se celebró ese día el Referéndum Nacional sobre la Ley de Sucesión, en el que la ciudadanía apoyó mayoritariamente esta nueva ley del Estado. En el caso concreto de Pamplona, el censo era de 46.156 votantes; votaron SI: 41.760, votaron NO: 1.142, y se abstuvieron: 3.254.

En medio de este ambiente político, y estando el colegio electoral abierto (las escuelas de San Francisco), la ciudad acogió el inicio de las fiestas en honor a San Fermín con la alegría y la solemnidad de siempre. Los dos primeros cohetes fueron lanzados por los dos tenientes de alcalde: don Joaquín Ilundain y don Tomás Aldaz, siendo el primero de ellos quien se hizo oír entre la multitud con un potente ¡Viva Pamplona! y un ¡Viva San Fermín! coreados unánimemente por la multitud.

La emisora local Radio Requeté, por iniciativa de su director don Ramón Urrizalqui, pasó a la historia de los chascarrillos sanfermineros por ser la primera emisora de radio que retransmitió en directo, desde el balcón consistorial, el lanzamiento del chupinazo y el inicio de las fiestas; conectó con esta emisora Radio San Sebastian.

A partir de ese momento se puso en marcha todo un apretado programa festivo en honor al santo patrono con el protagonismo de las bandas de música, de los gigantes, de los toros (encierros y corridas), de las peñas..., salpicado todo ello con las atracciones de las barracas (instaladas por vez primera en el Rincón de la Aduana), con las ventas del Ferial de Ganados, con la celebración de competiciones deportivas como la “VIII Travesía del Arga” (entre el puente de la Rochapea y la presa de Santa Engracia) o de otro tipo de competiciones como era el “Concurso de Escaparates sanfermineros” o el de pintura y fotografía, con la exhibición pirotécnica de bonitas colecciones de fuegos artificiales, con la celebración de conciertos en la Taconera, o con la muestra gratuita de cine público (en la plaza del Vínculo). Todo ello complementado con las obligadas celebraciones religiosas de las vísperas, de la procesión y de la octava; y con las exitosas ventas de la Tómbola que, organizada por el Secretariado Diocesano de Caridad, recogía fondos para los más necesitados.

A este programa festivo, organizado por el Ayuntamiento de Pamplona, hay que añadir las tradicionales fiestas privadas de sociedad organizadas por las sociedades recreativas pamplonesas que celebraban su propio programa sanferminero; era el caso del Nuevo Casino, del Casino Eslava, del Club Larraina y del Club de Tenis.

Tampoco hay que olvidar las fiestas que en honor a San Fermín organizaban los navarros residentes en Bilbao, en Zaragoza, en Madrid, o en Barcelona. Desde Méjico llegó a la alcaldía el siguiente telegrama: Navarros reunidos fraternal banquete para conmemorar festividad San Fermín envían por su digno conducto un saludo cariñoso a todos sus paisanos. ¡Viva Navarra!. Círculo Vasco Español. Y en Buenos Aires la fiesta fue sonada; los navarros allí residentes organizaron el 7 de julio una misa en el Centro Navarro a la que asistió el embajador de España; tras el acto religioso hubo una comida en el frontón en la que se juntaron nada menos que 500 comensales; lo mejor la sobremesa.

Sin embargo... las fiestas de 1947 no fueron como siempre. Hubo algo que las hizo diferentes a todas las ediciones anteriores y posteriores (únicamente se igualó el 13 de julio de 1980). Trágicamente diferentes. El 10 de julio un toro, durante el encierro, sembró la muerte. En la calle Estafeta moría corneado el mozo pamplonés Casimiro Heredia; y unos metros más adelante, al llegar a la Plaza de Toros, ese mismo toro acababa con la vida de Julián Zabalza, de la localidad navarra de Villava. "Semillero", que así se llamaba el morlaco, escribió una de las páginas más trágicas de la historia de los sanfermines.

10 de julio de 1947.- El toro "Semillero" instantes antes de empitonar mortalmente a Julian Zabalza, de blanco en la esquina superior izquierda. (Foto: Revista "Club Taurino")

Al márgen de este suceso, la Plaza de Toros de Pamplona conmemoraba este año sus bodas de plata. Para ello trajo hasta Pamplona reses de las ganaderías de don Luis Ramos, don Joaquín Buendía, doña Mª Teresa Oliveira, don Antonio Urquijo y don Benito Martín; que fueron lidiadas por los matadores Manuel Rodríguez Manolete, Manuel Álvarez Andaluz, Julián Marín, Rafael Vega de los Reyes Gitanillo de Triana, Luis Miguel González Dominguín, Pepín Martín Vázquez, Agustín Parra Parrita, Raúl Ochoa Rovira y Luis Mata.

Lo más destacable de esta feria fue la corrida del día 10, en la que participaron Manolete (cuatro orejas), Julián Marín (cuatro orejas y un rabo), y Gitanillo de Triana (no cortó orejas porque falló a la hora de matar). Baste repasar los titulares de prensa: “Tres toreros y seis toros en una corrida de apoteósis”, “Las esencias de Manolete, la guapeza de Marín, y la filigrana de Gitanillo nos dieron una tarde memorable” y “¡Qué toros más bravos!, ¡qué toreros más buenos!”.

PINCELADAS

Alcalde.- D. José Iruretagoyena

Horario.- Encierro: 7 de la mañana. Corrida de toros: 5’30 de la tarde.

Chupinazo.- D. Joaquín Ilundain

Bar Cinema.- Fue inaugurado el día 2, en la calle Estella. Quedó ubicado en una zona de cines. La inauguración y bendición del local corrió a cargo del párroco de San Nicolás don Paciente Sola.

“María Victoria”.- Así se llamaba el yate inglés que llegó a la bahía de la Concha, en San Sebastian. Sus tres tripulantes, de nacionalidad británica, venían a Pamplona a disfrutar de las fiestas.

Inauguración de la Tómbola.- La importancia que tenía entonces la Tómbola quedaba perfectamente plasmada en el acto inaugural. Este año fue el día 5, a las siete y media de la tarde. Asistieron: el Cardenal don Manuel Arce Ochotorena, el Obispo don Manuel Delgado, el Gobernador Militar, el Presidente de la Audiencia, el Vicepresidente de la Diputación, el Alcalde, el cabildo catedralicio, el Delegado de Hacienda, el secretario del Gobernador Civil, el Vicario General... y una interminable lista de personalidades.

“Amaya”.- Este era el nombre de la banda de música que dirigía el maestro don Gumersindo Bravo, compuesta por unos 30 músicos, decentemente uniformados –puntualizaba Diario de Navarra-, toca muy bien y tiene un bonito repertorio.

Peña los de Siempre.- Mención especial para esta agrupación festiva compuesta por navarros residentes en San Sebastian, presidida este año por don Babil Calvete, y que venía a Pamplona desde hace muchos años con sus guitarras y sus bandurrias.

Becerrada de las Peñas.- Se celebró el día 12, a las cinco y media de la tarde en la Plaza de Toros de Pamplona, lidiándose seis becerros de la ganadería de don César Moreno Erro. Las cuadrillas taurinas estaban formados por mozos de las peñas pamplonesas; y eran las siguientes:

- MUTHIKO ALAIAK.- Matador: José García Morenito; peones: Nemesio Cilveti El Pecas y González Chico.

- LA JARANA.- Espada: José Magallón; peones: Jaime Ibañez y Emilio Esparza.

- OBERENA.- Espada: José Luis Ichaso; banderilleros: Julián Erice La Pantera de San Antón y Felipe García El Algabeño.

- IRUÑA’KO.- Espada: José Mª Martínez; banderilleros: José Mª Ibiricu Droguitas y Jaime Goñi Choni II.

- LA ÚNICA.- Espada: Eugenio Ajona Chico de Abejeras; banderilleros: Alfonso Salvatierra Tudela el Pata y Antonio Iñiguez El Brocha.

- EL BULLICIO PAMPLONÉS.- Espada: Sabino Flores; banderilleros: Félix Equisoain y Enrique Rosagaray.

Las presidentas de esta corrida fueron Mary Sol Larrambebere (Muthiko Alaiak), Goya Franco (La Jarana), Mª Begoña Larreta (Oberena), Mª Jesús Yaben (iruña’ko), Jesusa Echarri (La Única) y Mª Esther Zapata (El Bullicio Pamplonés).

Antes del festival hubo un banquete en la galería de la Plaza de Toros servido irreprochablemente por el Hotel Maisonnave.

ENTRADAS DE LA PLAZA DE TOROS