LOS SANFERMINES QUE HA VIVIDO EL GRAN HOTEL LA PERLA

DESDE 1881 HASTA LA ACTUALIDAD

FIESTAS DE SAN FERMÍN 1977

         Un año más, y ya es el tercero en esta década, tenemos que iniciar este relato con la dolorosa noticia de una nueva muerte en el encierro. Sucedió el día 8, con la mítica torada de don Eduardo Miura como protagonista. La carrera había transcurrido con normalidad en todos los tramos, sin incidentes reseñables, y con la engañosa apariencia de que el de ese día iba a ser un encierro rápido y limpio. Pero todo se torció en el último momento. Y de una manera trágica.
         En la desembocadura del callejón, es decir, en la misma entrada a la Plaza, y a la vista de los miles de espectadores que lo seguían en directo desde las gradas, se formó un montón de corredores en el que se vivieron momentos especialmente angustiosos cuando la manada –mansos y toros- decidió pasarlo por encima. La imagen era dantesca; era obvio que los espectadores estaban asistiendo, sobrecogidos, a una de las escenas más dramáticas que ha conocido la historia de los sanfermines. Allí estaban entremezclados mozos y toros, luchando todos desesperadamente por salir hacia delante. Fue necesario cerrar las puertas del callejón para que no entrase nadie más.
         Minutos después, interminables para todos, y con la ayuda de numerosos valientes, se consiguió despejar la entrada al ruedo dejando a los toros entrar felizmente –para los demás- a los toriles. El resultado de todo aquello, trágico y doloroso, fue de un muerto y 37 heridos, uno de ellos grave (Angel Jiménez Ciganda).
         El fallecido era José Joaquín Esparza Sarasibar, de 17 años, estudiante de COU en el colegio Irabia; con él perdía Navarra a un gran deportista, no en vano era campeón navarro de Cross, y defensa del Osasuna juveniles B. José Joaquín falleció, según el parte médico, por rotura de la vena cava –a consecuencia del aplastamiento-, lo que se traduce en una muerte inmediata.

         No fue este el único encierro accidentado, aunque sí el de peores consecuencias. Durante el encierro del día 10 un toro se quedó en el ruedo durante diez minutos; los cabestros hicieron seis salidas de los corrales con el objetivo de convencerle para que abandonase el ruedo, pero no tuvieron éxito. Finalmente, tal vez por aburrimiento, entró él solo.
         En el encierro del día 13 hubo cuatro heridos graves, tres de ellos por asta de toro. Y el del día 14 pasó a la historia por el hecho de que los toros pertenecían a tres ganaderías diferentes. Ese día correspondían los de María Pallarés (de Benítez Cubero), pero cuatro de ellos fueron rechazados, siendo sustituidos por dos de Antonio Pérez Angoso, y otros dos de Lisardo Sánchez.

         La Feria del Toro fue de una calidad media alta, abundando los trofeos y el buen arte. En ella participaron los diestros Curro Rivera, Francisco Ruiz Miguel, José Luis Galloso, Miguel Márquez, Pedro Gutiérrez Moya “El Niño de la Capea”, Julio Robles, Raúl Aranda (en sustitución de Rafael de Paula, enfermo), “El Viti”, “Paquirri”, “Manzanares”, Paco Alcalde, Dámaso González, José Luis Parada, Luis Francisco Esplá, Antonio José Galán, y “Frascuelo”. El más aplaudido en los tendidos: Antonio José Galán, que además fue víctima de una aparatosa cogida.
         Las ganaderías contratadas fueron las de Guardiola Soto, Eduardo Miura, Hdros. de Pablo Romero, Los Millares (antes Concha y Sierra), Cesar Moreno, Osborne-Domecq, Torrestrella, y María Pallarés. A última hora se incorporaron las de Pérez Angoso y Lisardo Sánchez para sustituir a los cuatro toros rechazados de Pallarés.
         El día 6 se abrió la Feria con una corrida de rejones y novillada, con la participación de los rejoneadores Alvaro Domecq y Joao Moura (con toros de Ramón Sánchez), y de los novilleros Miguel Espinosa “Armillita” y José Luis Palomar (con utreros de Diego Romero).

         Dejando a un lado el aspecto taurino, resulta obligado fijar nuestra atención en el riau-riau, que duró cuatro horas, y por vez primera en su historia –entiéndase como un primer aviso serio- llegó a ser suspendido durante unos minutos a causa de los incidentes protagonizados por un grupo de jóvenes nacionalistas que, haciendo una torre humana, lograron arrancar una colgadura de la bandera española.
         Esta creciente injerencia de la política en el ambiente festivo tuvo también la consecuencia positiva de una mayor asistencia a la procesión de San Fermín, único acto que quedaba al margen de los avatares de la transición, y en el que la ciudadanía de una forma inconsciente, con sus aplausos al santo, trataba de decir que lo realmente importante era la figura de San Fermín. En su honor eran las fiestas.





PINCELADAS


Alcalde.- D. Segundo Valimaña

Horario.- Encierro: 8 de la mañana. Corrida de toros: 6’30 de la tarde.

Chupinazo.- D. Joaquín Sáez

A vueltas con las banderas.- En el pleno del día 30 de junio el Ayuntamiento de Pamplona acordó, por unanimidad, colocar en el edificio consistorial la ikurriña, acompañando a las banderas de España, Navarra y Pamplona (que eran las que venían ondeando en los últimos años). Era la primera vez que esta bandera iba a estar presente en el balcón consistorial durante los sanfermines (con anterioridad el concejal Tomás Caballero ya la había hecho ondear en ese balcón). Este acuerdo municipal fue muy contestado desde los medios de comunicación y por parte de Unión del Centro Democrático, que era el partido ganador de las primeras elecciones democráticas celebradas el 15 de junio.
         El día 5 se colocaron, como de costumbre, colgaduras con las banderas de España, Navarra y Pamplona en la Plaza del Castillo, Plaza del General Mola, Plaza del Príncipe de Viana, y en el comienzo de la Avenida de Pío XII. La Policía Armada tuvo que proteger en la Plaza del Castillo a los empleados municipales defendiéndolos de los manifestantes que protestaban contra la presencia de la bandera de España.
         La Comisión de Peñas dirigió también un escrito a la Casa de Misericordia solicitándole que en el Plaza de Toros se colocasen colgaduras con la ikurriña.

Huelga de Hostelería.- No se preocupe el lector, que no todo era conflictividad política; también había conflictos laborales. Es el caso de la huelga que iniciaron el 30 de junio los trabajadores del sector de hostelería en demanda de sus reivindicaciones laborales. Esta oportuna huelga, en víspera de sanfermines, forzó una larga serie de negociaciones, finalizando el día 7 sin ningún acuerdo, posponiéndose para más adelante.

Peña La Saeta.- El día 6 se impusieron seis pañuelos rojos a otros tantos socios de la Peña La Saeta en sus locales de la calle Jarauta. Los condecorados fueron: Angel Iragui, Sixto Aquerreta, Albino Burgui, Joaquín Montón, Domingo Bernardo y Cruz Zarranz.

VIII Campeonato Nacional de Aitzkolaris.-  Se celebró el domingo día 10, a las once de la mañana, en la Plaza de Toros. Se enfrentaron cuatro contendientes: dos navarros (Patxi Astibia, de Leiza, y Miguel Mindeguía, de Ezcurra), y dos guipuzcoanos (José Mª Mendizabal y Teodoro Irazusta). El ganador fue Miguel Mindeguía, y el segundo Patxi Astibia.
         En este mismo acto Iñaki Perurena se enfrentó a la piedra de 225 kilogramos. No sólo la levantó, sino que además lo hizo ocho veces seguidas.

Doctor Juaristi.-  Después de un incontable número de años al frente del equipo médico de la enfermería de la Plaza de Toros, el doctor Juaristi se despidió el día 14 de su cargo. El alcalde, con gran acierto, le entregó la Medalla de Oro de la ciudad agradeciendo sus servicios, haciendo otro tanto con los hermanos Azcona, responsables de la preparación del encierro hasta el año anterior.

Bibliografía.-
·        LARRIÓN, José Luis. Navarra, tierra de gigantes. Caja de Ahorros de Navarra. Pamplona, 1977.




OTROS IMPRESOS

Portada del programa de fiestas en su formato grande

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