LOS SANFERMINES QUE HA VIVIDO EL GRAN HOTEL LA PERLA

DESDE 1881 HASTA LA ACTUALIDAD

FIESTAS DE SAN FERMIN 1925

         Existía verdadera expectación por el anuncio, en el programa, de la actuación del diestro Juan Belmonte en el coso pamplonés. A mediados de junio “El Correo de Andalucía” anunció que Belmonte no podría venir a Pamplona porque iba a someterse en Madrid a una intervención quirúrgica, a realizar por el ilustre doctor Marañón. El eco de esta noticia puso nerviosos a los aficionados locales.
         Finalmente el cartel taurino se cumplió tal y como estaba programado. El diestro de Triana consiguió para el coso pamplonés un llenazo sin precedentes. Solo le faltó hacerlo bien.

         En las fiestas de este año se lidiaron toros de las ganaderías de don Francisco Villar, don Eduardo Miura, la navarra de don Cándido Díaz, don Luis Gamero (antes Parladé), y don Pablo Romero. A estos morlacos se enfrentaron, además del mencionado Juan Belmonte: Márquez, Agüero, Cayetano Ordoñez (El Niño de la Palma), Marcial Lalanda y Algabeño.

         Belmonte se hospedó en el Hotel Quintana, y allí acudió la cuadrilla de mozos “La Navarra” a darle la lata a toda orquesta, dándole a entender que su actuación no había sido tan lucida como se esperaba, sobre todo después de las 20.000 pesetas que había cobrado por ello.

         Agüero, el Niño de la Palma y Márquez, no es que lo hubiesen hecho mejor (únicamente el de la Palma se lució), pero el público estaba dispuesto a tragar con ellos lo que hiciese falta después del bonito detalle que esta tresena tuvo durante la procesión, pues tuvieron a bien de colocar sus capotes de lujo en los engalanados balcones de la “Fonda la Bilbaína”, en donde estaban hospedados, en el momento de pasar bajo sus balcones la imagen de San Fermín. La fonda estaba en la calle San Antón.

         Pese al mortal incidente del año anterior, la celebración del encierro ni se cuestionó. Únicamente en el encierro del día 7 se creó una situación clara de peligro cuando, al entrar los toros a la plaza, entraron todos directamente al corral excepto uno que se dedicó a sembrar el pánico en el ruedo, siendo muy elogiada la oportuna intervención del novillero tafallés Cándido Tiebas, quien recibió una ovación de las que hacen historia.

         Los periódicos locales se hicieron eco en varias ocasiones de la presencia de un grupo de turistas norteamericanos (entre ellos estaba Ernest hemingway) que, en la lidia de las vaquillas emboladas demostraron excelentes cualidades para llegar a “fenómenos” en el arte de Cúchares. Además de este grupo, y atraído por la figura de Juan Belmonte, también estuvo presente en Pamplona don Alexander P. Moore, embajador en España de Estados Unidos.
         Otra visita importante, muy celebrada por los pamploneses, fue las que nos hicieron los miembros de la Colonia Navarra de Bilbao, que llegaron a la capital navarra en un autobús.

         Por lo demás las fiestas transcurrieron con normalidad, cumpliéndose el programa tal y como estaba previsto. Lo más atípico, y que gustó mucho, fue un espectáculo de aviación, en el que el piloto José Ansaldo realizó con su aeroplano, el día 9, una exhibición sobre el campo del Fuerte del Príncipe (donde se ubican actualmente los llamados “Edificios Inteligentes”). Desde el avión el aeronauta F. Cornier, en medio de una exclamación de asombro del público, se lanzó en paracaídas.

         En la ciudad, mientras el Alcalde prohibía el tránsito de mujeres y de niños por la calle Estafeta desde las cinco y media de la mañana hasta después del encierro, se hablaba de construir un frontón en el baluarte del Labrit, o de la nueva ubicación de la Casa de la Misericordia, a quienes la Diputación cedió unos terrenos, junto a la Cruz Negra, con la única condición de que la institución benéfica admitiese en sus instalaciones, en calidad de asilados, a doce niños que no fuesen de Pamplona.


PINCELADAS

Alcalde.- D. Leandro Nagore

Horario.- Encierro: 6 de la mañana.  Corrida de toros: 4’30 de la tarde.

Programa de fiestas.- El 25 de junio se informaba que en la Inspección municipal se habían vendido 6.000 programas de mano anunciadores de las fiestas, un número levemente inferior al de otros años en la misma fecha.
         “El Pueblo Navarro”, recogiendo el sentir popular, alude en sus páginas a esta mediana venta en los siguientes términos: Otros años para esta fecha ya se habían vendido algunos millares más. De todos modos, para lo “vistosos” que son, aún son demasiados.
         “El Pensamiento Navarro” también criticaba el programa:  ¡Como no hay quien le haga competencia!, sino, es probable que sólo se hubieran despachado los que se reparten a los concejales, que son, en definitiva, lo únicos a quienes ha debido gustar semejante joya de arte... facto.

Programa comercial.-  Con el título “Navarra” salió en vísperas de fiestas un bonito programa comercial con interesantes reportajes sobre las fiestas. El folleto, muy elogiado por la prensa, fue elaborado en los talleres tipográficos de don Emilio García Enciso.

“El Riau Riau”.- Con esta cabecera salió a la calle el día 4 de julio un diario dedicado a las fiestas. Además de esta publicación, sépase que en el ¡riau riau! de este año, fue tal la aglomeración de gente en la calle Mayor coreando el Vals de Astrain, que a la corporación le costó nada menos que 45 minutos llegar hasta la iglesia de San Lorenzo. Después de la ceremonia religiosa el Ayuntamiento inició el regreso de la misma forma.

Despertar amargo.- La noticia no es muy sanferminera, pero sucedió durante las fiestas. El asunto es que la Guardia Civil de Pamplona sorprendió, y denunció, en esta ciudad al vecino de Beriain, Máximo Osés Oteiza, cuando conducía su carro... ¡mientras dormía!. El buen hombre se despertó, y se encontró con una multa.

Banderas.- No se había inventado todavía la guerra de las banderas. Así, sin nadie cuestionar nada, en los gallardetes que había en la Plaza de Toros estaban colocadas las banderas de España, Navarra y Francia.

¡Pobre de mí!...- A falta de que finalizasen las Ferias de San Fermín, lo mozos pamplonicas, repartidos en cuadrillas por toda la ciudad, cantaron sus penas en la noche del 12 de julio entonando una canción que decía:

¡Pobre de mí!,
¡pobre de mí!;
ya se acaban las fiestas
de San Fermín...

“La Cuatrena” con la Misericordia.- Después de las fiestas, el día 19, la cuadrilla “La Cuatrena” organizó en la Plaza de Toros una becerrada a beneficio de la Santa Casa de Misericordia.