LOS SANFERMINES QUE HA VIVIDO EL GRAN HOTEL LA PERLA

DESDE 1881 HASTA LA ACTUALIDAD

FIESTAS DE SAN FERMÍN 1943

         Las de este año fueron unas fiestas con importantes novedades que, de alguna manera, las hacían diferentes a las ediciones anteriores y que, en algunos casos, marcaban el inicio de determinadas tradiciones.

         La primera novedad fue el nuevo kiosko de la Plaza del Castillo, obra de los constructores Erroz Hermanos, quienes el día 3 hicieron entrega oficial del mismo al Ayuntamiento de Pamplona, levantándose allí acta de dicha entrega. Este kiosko se construyó en 78 días hábiles, y contó con la participación de 50 canteros.
         El kiosko fue inaugurado solemnemente el día 6, a la una de la tarde, en un acto en el que se juntaron todas las bandas de música, y en el que don Jaime del Burgo, presidente de la Comisión de Fomento, después de una breve alocución, lo entregó simbólicamente al señor Cervantes, director de “La Pamplonesa”. Fue precisamente esta banda la que lo estrenó esa mañana interpretando una obra de su director y el Himno de las Cortes de Navarra.

         La segunda novedad fue la lectura de un pregón, a imitación de los que se leían en los siglos XVII y XVIII, con el que instantes antes del volteo de campanas, y previo anuncio con clarines y timbales, se anunciaba a la ciudad el comienzo de las fiestas. El acto, nuevo en el programa, se hizo dos minutos antes de las doce desde el balcón consistorial, siendo don Jaime del Burgo, teniente alcalde y presidente de la Comisión de Fomento, quien procedió a su lectura. Y dijo así: ¡Pamploneses!. Respondiendo a la tradición de nuestro pueblo, el Excelentísimo Ayuntamiento de Pamplona ha organizado las fiestas en honor de su patrono San Fermín, que comenzarán a las doce horas de esta mañana. La Corporación Municipal invita al vecindario a que tome parte activa en las solemnidades religiosas, así como en los festejos, con las singulares notas de corrección y alegría peculiares en nuestra ciudad evidenciando la cordial amistad de vecinos y forasteros en el júbilo popular.
         Tras la lectura del pregón se procedió a izar las banderas, y seguidamente, don Joaquín Ilundain, después de gritar sendos vivas a Pamplona y a San Fermín, prendió la mecha del cohete oficial en medio del jolgorio popular, del repique general de campanas y del disparo de más cohetes desde la Plaza Consistorial y desde la Plaza del Castillo.

         La tercera novedad estuvo en la modificación del horario del encierro, retrasándose éste a las ocho de la mañana. El nuevo horario fue aprobado por el Ayuntamiento con los únicos votos en contra de los señores Ilundain y Sagües.

         Otra novedad curiosa fue la inclusión en el programa de un nuevo acto, único y exclusivo para niños de 8 a 12 años. Era el zezenzusko (toro de fuego), que ya en tiempos de Sarasate solía a compañar a los festejos que se celebraban con motivo de su llegada. Este año, sin embargo, además de recuperarse esta tradición, se incluyó formalmente en el programa festivo. Así pues, los días 7, 8, 9 y 10, a las diez y media de la noche, se corrió un zezenzusko que, saliendo de la Plaza Consistorial, recorría las calles Blanca de Navarra, Estafeta, Espoz y Mina y Plaza del Castillo, terminando –si no se apagaba antes- en el rincón del Casino Eslava. Prendió la mecha del primer torico el hijo de don Joaquín Ilundain.

         Metidos ya en el ámbito taurino, la novedad más importante de este año fue la alternativa del navarro Julián Marín. Esto sucedió el día 7. El tudelano compartió terna esa tarde con dos figuras de lujo: Pepe Bienvenida, que es quien le dio la alternativa; y Manuel Rodríguez Manolete, que desempeño el papel de testigo. El acto tuvo lugar con el primer toro de la tarde, de nombre “Florido”, perteneciente a la ganadería de don Samuel Flores. Lamentablemente los dos toros que le tocaron a Julián Marín resultaron francamente malos, no permitiéndole lucirse como él hubiera deseado.
         La Ribera de Navarra se movilizó para ver, acompañar y apoyar a su torero. Se sabe que utilizando trenes especiales, trenes ordinarios, autobuses y automóviles se desplazaron hasta Pamplona un total de 4.000 riberos, de los que exactamente 1.546 procedían de Tudela.
         Por lo demás, la feria quedo repartida en su totalidad entre los toreros José Mejías Bienvenida, Manuel Rodríguez Manolete, Julián Marín,, José Luis Vázquez y Antonio Vázquez. Se lidiaron reses de las ganaderías de Samuel Flores, Carmen de Federico, José Escobar y Joaquín Buendía.



PINCELADAS

Alcalde.- D. Antonio Archanco

Horario.- Encierro: 8 de la mañana. Corrida de toros: 6’30 de la tarde.

Chupinazo.- D. Joaquín Ilundain

Venta de programas.- Hasta el día 5 se vendieron en la caseta existente frente al Café Iruña; a partir de ese día, por necesitarse esa caseta para despachar los billetes de las corridas de la feria, los programas pasaron a venderse en las librerías de don José Aramburu, don Regino Bescansa, don Hilario Castiella, don Eusebio Ostériz, don Tarsicio Ortíz, don Generoso Huarte, Editorial Gómez, Casa del Maestro, Iberia, y la de don Antonio Leoz.

Peña Oberena.- A las siete de la mañana del día de San Fermín, antes del encierro, los mozos del Oberena se juntaron ante la imagen del patrono para oír misa, luciendo todos ellos la insignia verde de la Acción Católica.

Cine Avenida.- La empresa S.A.I.D.E. inauguró el día 3 un nuevo local de cine Se trataba del Cine Avenida, ubicado en la casa de Construcciones San Martín, en la avenida de San Ignacio.

Banda del maestro Bravo.- Mientras las bandas de gaiteros y de txistularis recorrían el centro de la ciudad, la banda de música del maestro Bravo se ocupó este año de llevar la alegría de la fiesta por los barrios extramurales, cuyos vecinos también son hijos de Dios y pagan contribución –puntualizaba “Diario de Navarra”-; utilizaba esta banda para su desplazamiento de barrio a barrio una camioneta.

Cuentas taurinas.- Como nota anecdótica diremos que las corridas de este año consiguieron unos ingresos en taquilla de 1.279.000 pesetas, todo un récord de recaudación en Pamplona; a esta cantidad hay que descontar alrededor de 600.000 pesetas, correspondiente al presupuesto de éstas, y 333.000 pesetas, que se llevaban los impuestos.