LOS SANFERMINES QUE HA VIVIDO EL GRAN HOTEL LA PERLA

DESDE 1881 HASTA LA ACTUALIDAD

FIESTAS DE SAN FERMIN 1915

         Europa vive inmersa en una gran guerra. Aunque España no está implicada se vive muy intensamente desde los medios de comunicación todo cuanto sucede al otro lado de nuestra frontera. Navarra se ve afectada afectivamente a través de su sexta merindad. De hecho son numerosas las localidades navarras que suspenden sus fiestas a causa de las tristes y agravantes circunstancias de la guerra.
         No sucede lo mismo con los sanfermines que, si por algo se han caracterizado siempre, es por servir de distracción de los problemas que nos afectan o nos rodean. Y las fiestas en honor de San Fermín se celebran este año conforme a lo programado. Las calamidades de la guerra, aún sintiéndolas como buenos cristianos, no ocupan la atención en estos momentos en las cabezas y en los pechos pamploneses. La capital de Navarra abre un paréntesis en las vulgaridades del vivir cotidiano para preocuparse sólo de honrar a su Santo, obsequiar hidalgamente a los forasteros y pasar estos días lo mejor posible, indicaba en sus páginas “El Pensamiento Navarro”.
         A pesar de todo, y pese al importante número de forasteros que se acercaron esos días hasta Pamplona, se notó por vez primera la ausencia casi total de extranjeros.

         Por lo demás el ambiente festivo era inmejorable: los cafés repletos de público, las orquestas callejeras ejecutando alegres couplets y, por todo, una nube de limpiabotas y de vendedores ambulantes. El recinto ferial del Ensanche se mostraba más atractivo que nunca; en él había nada menos que: un cine, dos circos (el tradicional de la Compañía Feijóo y el novedoso Gran Circo “Reina Victoria”), una barraca de fieras y de animales domesticados, varios carrouseles, columpios, casetas de tiro, abundantes churrerías y despachos de bebidas.

         El incremento de vehículos forzó un bando del Alcalde prohibiendo a carros, coches, velocípedos y caballerías salir de Pamplona por el Portal Nuevo. De esta manera se pretendía descongestionar el tráfico en este lugar y disminuir la posibilidad de accidentes. El ordenamiento del tráfico trajo también la novedad, desde el 5 de julio, de la supresión del paso del tranvía del “Irati” por la Plaza del Castillo.

         La feria taurina, después de la ausencia de Belmonte, quedó de la siguiente manera: Gallito, Saleri y Posada en la 1ª corrida; en la 2ª intervinieron Gaona, Torquito (éste sustituía a Belmonte) y Gallito; Gaona, Torquito y Saleri en la corrida de prueba; en la 3ª corrida: Gaona, Gallito y Posada; y Gaona, Posada y Saleri en el última corrida.

         La seguridad seguía siendo una preocupación de las autoridades en estos días. El día 5 llegaron a la ciudad 69 agentes de la Guardia Civil, destinados a reforzar la vigilancia y seguridad durante las fiestas; este contingente se alojó en las Escuelas de la Compañía. Por otro lado los agentes municipales, además de detener a varios carteristas, presentaron varias denuncias; así pues, fue denunciada una mujer por embriaguez, un vecino de la calle Estafeta por clavar una cabeza de merluza en una puerta, un individuo por mendigar, a otros dos por alborotar y dar al agente nombres falsos, y a un sinvergüenza por hacer aguas menores desde el balcón.
         “La Tradición Navarra”, “Diario de Navarra” y “El Pensamiento Navarro” unieron sus fuerzas para denunciar públicamente el escandaloso incremente que del vicio del juego tiene lugar estos días en Pamplona.
    
         Una de las estampas clásicas de las fiestas y de los días posteriores era la presencia de mujeres, lo mismo de pueblos que de Pamplona, con sus horcas de ajos colgando del cuello. Era tradición comprar en estos días ajos para todo el año, y ello se hacía en los puestos existentes en la plaza de Recoletas en donde se instalaban vendedores de Falces, Corella y de otros pueblos de la Ribera.
         Las fiestas de este año tuvieron su prolongación el día 15 con el acto extraordinario, obsequiado y financiado por el vendedor León Salvador, de música y de una traca valenciana de 1800 metros.

         Algún periódico local dio la voz de alarma por la escasa asistencia que se había observado este año en los conciertos matinales.

Año 1915.- Cuadrilla, o peña, "Los de Siempre" en la Plaza de Toros

PINCELADAS

Alcalde.- D. Alfonso Gaztelu.

Horario.- Encierro: 6 de la mañana. Corrida de toros: 4’30 de la tarde.

El  famoso par de Gaona.- En la tarde del 8 de julio, el diestro mejicano Rodolfo Gaona –también conocido en el ambiente taurino como el torero de la suprema elegancia- tuvo oportunidad de colocar una par de banderillas al toro que le había tocado en suerte. Y lo hizo bien, sin ser nada especialmente extraordinario. De hecho, para los cronistas taurinos de “La Tradición Navarra”, “El Pensamiento Navarro” o del “Diario de Navarra” no pasó de ser un buen par.
         Sin embargo la casualidad quiso que aquél par de banderillas fuese inmortalizado por un fotógrafo, escasos en aquéllas fechas, mostrando la imagen una bella estampa taurina. Y sucedió que Gaona vio la foto... y que le gustó... y que la compró... y que posteriormente la utilizó para promocionarse. Y a partir de entonces aquél par de banderillas que colocó en Pamplona empezó a mitificarse, pasando enseguida a hablarse del famoso par, o del inigualable par. Así ha trascendido hasta nuestros días, y esta es su historia.

Indumentaria.- Para quien desee conocer cómo se vestía en aquél año, diremos que el establecimiento “La Perla Vascongada” vendía guardapolvos, o blusas especiales, para los días de San Fermín a 4 pesetas.
         Al finalizar las fiestas “El Pensamiento Navarro” dejó escrito: Los mozos que desde el víspera de San Fermín se colgaron su blusa blanca y sus cabezas se vieron cubiertas con extraños sombreros, han dejado su indumentaria para el año 1916.

Restos reales.- Coincidiendo con las fiestas, el día 8 de julio se procedió al traslado solemne, desde Yesa hasta el Monasterio de Leire, de los restos de varios reyes navarros.

Programa comercial.-  Al margen del programa de fiestas editado por el Ayuntamiento, se elaboró otro programa editado por la imprenta de los señores Huarte y Coronas, que recibió unánimes elogios de los medios de comunicación locales: es un primor tipográfico, tan bien presentado que honra a las artes gráficas de España.


Toro saltarín.- Sucedió durante el encierrillo del 9 de julio. Uno de los toros de la ganadería de Santa Coloma persiguió a un muchacho que veía el traslado desde el muro que hay en el lado izquierdo de la pendiente que asciente hacia los corrales de Santo Domingo. Durante esa persecución el astado saltó el pequeño muro y cayó rodando hacia la orilla del río. Dicen las crónicas que el toro quedó conmocionado, lo que dio tiempo a los pastores para recogerlo  con los cabestros y conducirlo al corralillo antes de que se le ocurriese escaparse.
El encierro de los Santa Coloma resultó accidentado, porque al poco de salir, se volvieron los toros; después tres de ellos se adelantaron al resto y sembraron el pánico. En la corrida, el toro del incidente de la madrugada resultó el más bravo de todos los Sanfermines.