LOS SANFERMINES QUE HA VIVIDO EL GRAN HOTEL LA PERLA

DESDE 1881 HASTA LA ACTUALIDAD

FIESTAS DE SAN FERMIN 1923

         En un primer momento llamó la atención que el número de forasteros que había los días 5 y 6 de julio era inferior al que había en otras ocasiones, (...) echamos en falta esas grandes cuadrillas de mozos ribereños que otras veces vienen a divertirse alegremente y a dejar buenos puñados de pesetas en Pamplona; se llegó a publicar que la mala cosecha de este año tenía mucho que ver con esta disminución de forasteros. Sin embargo, la avalancha de gente que llegó a la ciudad el día 7 dio al traste con todas las suposiciones y teorías que habían tratado de justificar el inferior número de aldeanos.

         Entre aquél amplio grupo de forasteros anónimos que llegaron a Pamplona el día 6, figuraba un joven matrimonio de nacionalidad estadounidense, afincados en París. Él era periodista, y acudía a Pamplona para cubrir informativamente nuestras fiestas por encargo del semanario canadiense “Toronto Star”. Se llamaba Ernest Hemingway, y era... un forastero más; un forastero a quien el destino habría de convertir en uno de los personajes emblemáticos de los sanfermines del siglo XX. Lo cierto es que lo que este año vio este periodista le gustó, y le enganchó.
         ¿Y qué es lo que vio?. Vio y descubrió algo que hace años ya que se vendía a nivel mundial como un espectáculo único: el encierro. Vio, y se admiró, las corridas de toros y a un torero que le impactó: Nicanor Villalta. Vio una Pamplona en fiestas, con cohetes, bandas de música, cafés llenos, barracas, teatro, tiro de pichón, foot ball, fuegos artificiales, religiosidad popular y culto a San Fermín, paseos de bellas señoritas y mozos engominados, espontáneas jotas en las tabernas, buena comida y abundante bebida, gigantes y cabezudos, folklore regional... y un amplio etcétera que, en su conjunto, configuraban para él algo sin igual.

         Las fiestas comenzaron con un evento extraordinario. Aquél 6 de julio se inauguró en Pamplona el Teatro Olimpia, obra del arquitecto señor Yárnoz. Estaba situado en el lado izquierdo del antiguo portal de San Nicolás (actual Cine Carlos III, en la confluencia de la calle Cortes de Navarra con la avenida de San Ignacio). El nuevo teatro fue inaugurado por la Compañía de Opereta “Zuffoli-Peña”, que puso en escena “La Noche Azul”.

         Pero si por algo se caracterizaron estas fiestas fue por el obligado paréntesis que tuvo que sufrir su programa a causa de la lluvia. El 10 de julio, después del encierro, el público se desplazó a las churrerías del Ensanche; fue precisamente en ese momento cuando una fuerte tormenta desalojó por completo el recinto ferial, y tuvo que suspenderse el paseo en el Bosquecillo de la Taconera, y después la corrida, y también toda la programación del día siguiente. Fueron dos días de intensa lluvia, sin parar; los ríos de toda la geografía foral incrementaron espectacularmente su caudal, causando graves inundaciones y cuantiosos daños.
         Finalmente, la corrida de Pérez Tabernero se celebró el día 12, y la de Francisco Villar el 13. Fue un final de fiestas bastante atípico, no sabiéndose exactamente cual tenía que ser el momento del “Pobre San Fermín” (Pobre de mí).

         En aquella feria intervinieron los diestros Luis Freg, Antonio Márquez, Nicanor Villalta, Joselito Martín, Maera, Algabeño, Gitanillo y Olmos; lidiándose reses de las ganaderías de don Félix Moreno (antes Saltillo), Herederos de don Vicente Martínez, Marquesa de Villagodio, Pérez Tabernero y don Francisco Villar.


PINCELADAS

Alcalde.- D. Joaquín Iñarra

Horario.- Encierro: 6 de la mañana.  Corrida de toros: 4’30 de la tarde.

Programa comercial.- Además del programa oficial de fiestas, se editó otro programa, al menos, por don José Moreno.

Levántate pamplonica...- La canción que el año anterior puso de moda don Ignacio Baleztena este año fue coreada, a diario, por los mozos en el transcurso de las dianas. Desde entonces ningún año, a lo largo de este siglo, ha faltado esta canción en las dianas pamplonesas.

Circo España.- Hubo abundantes denuncias contra este circo, situado en el Ensanche, a causa de que en cada sesión metía mucha más gente de la que realmente cabía. Una grada debía de servir para sentarse y la de debajo para poner los pies; pero el empresario no tuvo reparo, viendo la abundante clientela, en utilizar todas las gradas de asiento y apretar un poco más las localidades. Fue mucho el dinero que ganó, casi tanto como la sanción que se esperaba que le impusiese la autoridad.

Terremoto.- A las cinco y media de la mañana del día 10, mientras las dianas desfilaban por la ciudad, se produjo un importante temblor de tierra que causó gran alarma entre la población. Se desconoce su intensidad, pero sirva como dato que su epicentro debió de estar situado entre Burgui, Castillonuevo, Tiermas y Salvatierra de Esca (en las inmediaciones de la foz de Sigües); y que en Burgui se desplomó un corral, en Castillonuevo una casa, y en Tiermas cayó la torre de la iglesia.

Fiesta del Clavel.-  Bajo este pomposo nombre se celebró el día 15 una gran fiesta en la Plaza de Toros con participación de importantes bandas de música llegadas hasta nuestra ciudad desde diferentes puntos (Zumárraga, Tudela...). El acto estuvo precedido de una “Gran Verbena” en el Paseo de Sarasate.