LOS SANFERMINES QUE HA VIVIDO EL GRAN HOTEL LA PERLA

DESDE 1881 HASTA LA ACTUALIDAD

FIESTAS DE SAN FERMIN 1931

         Pamplona vivía fechas en las que la política había pasado a un primer plano. A nivel estatal estábamos bajo un régimen republicano de corte izquierdista, con la consiguiente repercusión que esto tenía en esta tierra. Tan sólo unos días antes de las fiestas, el 28 de junio, la Coalición Católico Fuerista barría en las urnas, en toda Navarra, a la Coalición Republicana Socialista, quedando aquí derrotadas las posturas ideológicas del Gobierno de la nación. Y por si todo esto no fuera suficiente, los sanfermines vinieron acompañados de un amplio debate social en torno al Estatuto Vasco-Navarro; de hecho la Diputación había convocado a los ayuntamientos navarros a una reunión a celebrarse el 13 de julio, reunión esta que finalmente fue aplazada.

         Así, en medio de todo este panorama político, irrumpían con fuerza, aparcando la política a un lado, las fiestas en honor a San Fermín. Cierto es que había muchas incógnitas; no se sabía si el Ayuntamiento republicano asistiría a los actos religiosos, ni se sabía si el sentimiento antimonárquico de buena parte de la corporación iba a quedar plasmado de nuevo en esa ridícula acción simbólica de descoronar a nuestros apolíticos gigantes, como ya había sucedido durante los festejos de abril.
         El pleno del 1 de julio disipó algunas de estas dudas. En él se aprobó la participación del Ayuntamiento en las vísperas, en la procesión y en la octava de San Fermín; eso sí, en traje de calle, nada de galas.

         Fruto de este ambiente de republicanismo fue el acto que se celebró el 6 de julio después de las animadas vísperas, en el que el consistorio, o mejor dicho, el alcalde y los concejales republicanos, se trasladaron a la Plaza del Castillo para proceder a cambiar los rótulos de “Plaza de la Constitución” por los nuevos de “Plaza de la República”.

         En el terreno estrictamente festivo vamos a fijar nuestra atención en las cucañas. Se colocaron estos juegos infantiles en la Plaza del Castillo, oficialmente Plaza de la República, para entretener a los niños durante la corrida de toros. Y bien que se conseguía. Por la mañana, desde las 10 hasta la 1 del mediodía, eran los gigantes y los cabezudos quienes se hacían rodear de la chiquillería de la ciudad.

         Los mozos se agrupaban en cuadrillas, o peñas, que tenían su propia música, su himno y su pancarta. Precisamente en este año la Comisión de Festejos del Ayuntamiento de Pamplona creó varios premios destinados a las peñas que más se distinguiesen por su buen comportamiento durante las fiestas; el resultado, finalizadas éstas fue el siguiente: el primer premio, de 400 pesetas, quedó desierto; el segundo premio, de 300 pesetas, fue para la Peña La Veleta, y lo recogió su presidente don Nicanor Marco; hubo dos terceros premios, de 200 pesetas cada uno, para las peñas Gau Txori y La Polar, recogidos por sus respectivos presidentes don Carlos Unzué y don Felipe Azpillaga; y el cuarto premio, de 100 pesetas, recayó en la Peña Ariñ-Ariñ, de la que era su presidente don Juan Viscarret.

         Las ganaderías de Concha y Sierra, José Luis Encinas, Manuel Blanco (antes Parladé), Marqués de Villamarta y Conde de Santa Coloma, fueron lidiadas por los diestros: Vicente Barrera, Manolo Bienvenida, Saturio Torón, Domingo Ortega, Antonio Posada, Amorós y Cayetano Ordóñez (el Niño de la Palma).
         En los encierros no hubo que lamentar ninguna desgracia, destacando entre ellos el del 11 de julio en el que al abrir los corrales y salir a la calle la manada, hubo dos morlacos que optaron por no salir, por lo que fue necesario realizar un segundo encierro con los dos perezosos. También fue anecdótico el último encierro, en esta ocasión por el simple hecho de que algo más de mil personas se quedaron fuera de la Plaza de Toros sin poder entrar a verlo.


PINCELADAS

Alcalde.- D. Mariano Ansó

Horario.- Encierro: 7 de la mañana.  Corrida de toros: 4’30 de la tarde.

Peña Los Irunshemes.- Esta cuadrilla organizó el 29 de junio, como acto presanferminero, una becerrada a beneficio de las Cantinas Escolares.

Cine sonoro.- Si alguno tiene curiosidad por saber cuando se proyectó en Pamplona la primera película sonora, sepa que esto sucedió el 4 de julio de este año en el Teatro Olimpia. El cine sonoro se inauguró con la película “Galas de la Paramount”.

El señor Dorronsoro vota no.- Era uno de los concejales más beligerantes del Ayuntamiento de Pamplona. Sus profundas convicciones socialistas con frecuencia le hacían quedarse solo en los plenos oponiéndose a cosas que ni sus propios compañeros de grupo estaban de acuerdo.
         El Ayuntamiento aprobó participar en las vísperas, en la procesión y en la octava; únicamente el señor Dorronsoro votó no. El Ayuntamiento aprobó también seguir presidiendo las corridas de toros; todos a favor... menos el señor Dorronsoro. Y así sucesivamente.

Banda Municipal de Bilbao.- Actuaron en el Teatro Olimpia los días 11 y 12 de julio. Como no podía ser de otra manera, acompañados por el alcalde de la capital vizcaína, bajaron al cementerio de Pamplona a realizar una ofrenda floral en homenaje a Sarasate.