LOS SANFERMINES QUE HA VIVIDO EL GRAN HOTEL LA PERLA

DESDE 1881 HASTA LA ACTUALIDAD

FIESTAS DE SAN FERMÍN 1948


         Ante el cartel taurino de este año resultaba inevitable volver la vista atrás, con nostalgia, y dedicar un obligado recuerdo al gran ausente. Manuel Rodríguez Manolete ya no visitaría más Pamplona; un toro, Islero, acabó con su vida en la Plaza de Linares el 28 de agosto del año anterior. Nadie sospechaba el 10 de julio de 1947 que Manolete, con aquella apoteósica actuación en la que cortó cuatro orejas, se estaba despidiendo para siempre del coso pamplonés.
         No sabemos hasta que punto influyó la muerte de Manolete, pero lo cierto es que en los sanfermines de 1948 la Plaza de Toros de Pamplona estrenó nueva enfermería, mucho mejor preparada que la anterior.
         La feria de este año contó con la participación de los matadores Agustín Parra Parrita, Paquito Muñoz, Antonio Caro, Domingo Ortega, Manuel Álvarez Andaluz, Antonio Mejías Bienvenida, Julián Marín, José González Dominguín y Raúl Ochoa Acha Rovira. Las ganaderías participantes fueron las de Samuel Hermanos, la de los hermanos Villagodio, la del excelentísimo Marqués de Villamarta y la de don Antonio Escudero Calvo y hermanos.
         A pesar de que el día 12 acabaron las fiestas y la última corrida de la feria, realmente lo que hubo fue un paréntesis que se cerró definitivamente el día 18 con una jornada de hondo sabor sanferminero en la que no faltó el encierro ni una extraordinaria corrida, patrocinada por el Ayuntamiento y organizada por el Club Taurino. Se le denominó la corrida de los tres gitanos, no en vano componían el cartel los diestros Cagancho, Gitanillo de Triana y Albaicín. Se lidiaron reses de don José Mª Soto, de Sevilla.

         Pero los sanfermines de 1948 fueron algo más que una feria taurina. El chupinazo estuvo más concurrido que nunca, a pesar del frío reinante. Un periodista local decía que la Plaza Consistorial, en el momento de dar las doce del mediodía del 6 de julio, ofrecía un aspecto parecido al de la madrileña Puerta del Sol, a las doce de la noche del 31 de diciembre; solo que los motivos son distintos en todo y por todo. (...) Los de la Puerta del Sol se comen las doce uvas, que se dice son las de la felicidad; los de nuestra Plaza Consistorial, no se comen uva alguna, pero muchos de ellos se beberán estos días la cosecha...
         Para el encierro del día 7, que todos los años es el más peligroso, se tomaron medidas para que no se formase ningún montón en el callejón de la plaza; y cierto que se consiguió; solo que en su lugar el montón se formó, afortunadamente sin consecuencias graves, en la curva de Mercaderes y Estafeta.

         Pero la anécdota de las fiestas se produjo el día 11, hacia las cuatro y media de la tarde, cuando desde un camión se procedía a descargar en la Plaza del Castillo los fuegos artificiales que tenían que quemarse  por la noche, pertenecientes a la pirotecnia vitoriana del señor Martínez de Lecea. De pronto, de manera inesperada, comenzaron una serie de explosiones seguidas de una fuerte llamarada -narraba “El Pensamiento Navarro”- (...) Sea por algún contacto o cosa parecida, se incendiaron las ruedas que iban a ser colocadas y aquello se convirtió en un volcán. La gente comenzó a correr de un lado para otro, algunos se tiraban al suelo, y otros se ocultaban detrás de las columnas de los porches. (...) No faltó quien pensó en la bomba atómica... Finalmente llegaron los bomberos, cuando ya todo había finalizado, limitándose, como medida de precaución a echar agua sobre las cajas y sobre el esqueleto de las ruedas pirotécnicas. Fueron numerosas las personas que tuvieron que ser asistidas en la Casa de Socorro, y... como ya habían ardido por la tarde, por la noche no hubo la anunciada sesión de fuegos artificiales.


PINCELADAS

Alcalde.- D. Joaquín Ilundain (alcalde accidental).

Horario.- Encierro: 7 de la mañana.  Corrida de toros: 5’30 de la tarde.

Chupinazo.- D. Joaquín Ilundain

Recortable sobre el encierro.- En víspera de las fiestas se pusieron a la venta en los kioskos y librerías de la ciudad unos recortables sobre el encierro, incluidos dentro de la serie “Recortables de Navarra”. La edición estaba hecha en cartulina, a todo color, y con dibujos de Lozano de Sotés. Este tema del encierro fue el primero de la serie. Se desconoce si tuvo continuidad.

Inauguración del Mercado del Ensanche.- El 4 de julio se procedió a la inauguración del nuevo Mercado, situado en el Ensanche. Al acto asistió el Gobernador Civil, el Ayuntamiento en pleno, don Luis Felipe Gaztelu (autor del proyecto), el señor Garraus (arquitecto municipal) y don Antonio Archanco (ex alcalde, bajo cuyo mandato se inició la construcción de este mercado). La bendición de las instalaciones corrió a cargo de don José Manuel Pascual, párroco de la iglesia de San Francisco Javier.

25 años del Olimpia.-  El día 6 se cumplían las bodas de plata del Coliseo Olimpia. Se inauguró 25 años antes con la obra “La noche azul” y con la zarzuela “La Montería” en las que trabajaba como primera actriz Eugenia Zuffioli. A las siete de la tarde se celebró aquella función inaugural con la sala repleta de público.
         La empresa Euskalduna fue la constructora del Coliseo, que pasó luego a la empresa nacional S.A.G.E., volviendo finalmente a la empresa pamplonesa S.A.I.D.E.

Exposición de Pintura, Artes Industriales y Artesanía.- Fue inaugurada por el alcalde accidental, don Joaquín Ilundain, el día 6, después del chupinazo, en la Escuela de Artes y Oficios.

Casa Argentina de Navarra.- Dentro del capítulo de inauguraciones es obligada la mención de la inauguración, el día 9, de la Casa Argentina de Navarra “María Eva Duarte de Perón”. Los locales, situados en el nº 9 de la calle Paulino Caballero, fueron bendecidos por el obispo don Enrique Delgado Gómez. Se escucharon los himnos nacionales argentino y español, interpretados por la Banda Municipal de Pamplona. El acto fue presidido por don Antonio V. Rodríguez Soto, vicecónsul de la República Argentina.

El chalet de la Tómbola.- Uno de los atractivos que tenía este año la Tómbola era la posibilidad de resultar agraciado en el sorteo de un magnífico chalet situado en la colonia Argaray. La suerte recayó sobre Jesusa Lauroba, con un hijo de cinco años, y viuda desde hacía cuatro años y medio; de profesión extremadora. Se da la circunstancia de que esta muchacha estaba en una difícil situación económica.




ENTRADAS PARA LAS CORRIDAS DE TOROS

10 de julio de 1948
18 de julio de 1948