LOS SANFERMINES QUE HA VIVIDO EL GRAN HOTEL LA PERLA

DESDE 1881 HASTA LA ACTUALIDAD

FIESTAS DE SAN FERMÍN 1905


         La ciudad acababa de estrenar alcalde; en la tarde del día 5 de julio D. Joaquín Viñas y Larrondo, sustituyendo a D. David Irujo, accedía de nuevo a la alcaldía por tercera vez en ese primer lustro del siglo.
         Ganaderías como las del Conde de Espoz y Mina, Muruve, Duque de Veragua o la de don Eduardo Miura, protagonizaron unas fiestas especialmente taurinas. No es que fuesen más taurinas que otros años, pero toros y toreros exhibieron, en general, una buena calidad. Para que nos hagamos una idea de lo que fue aquella feria, el día 7 se vieron a los toros del Conde de Espoz y Mina (que recibieron 34 varas y mataron en el ruedo a 9 caballos); el día 8 salieron los Miura (que recibieron 32 varas, y mataron 10 caballos); el día 9 les tocó el turno a los Muruves, o Murubes (que recibieron 35 puyazos y mataron 7 caballos); y el día 10 los toros de Veragua (que recibieron 36 varas y mataron a 10 caballos) Además de ello, a las cuatro corridas de toros –lidiadas por Bombita, Lagartijo y Machaquito- hay que añadir la tradicional corrida de prueba (con 3 toros de Espoz y Mina, que recibieron 16 puyazos y mataron 2 caballos) y la becerrada de la prensa, celebrada esta última fuera del marco festivo, el domingo día 16, a beneficio de la Casa de Misericordia, organizada por los periodistas.
         Tampoco hay que olvidar la novillada organizada para el día 13 para la que, según algún periódico local, se esperaba una gran asistencia, y que sin embargo tuvo que ser suspendida porque a la hora de su inicio apenas había trescientas personas en los tendidos de la plaza. Da la casualidad que ese mismo día en el pleno del Ayuntamiento sucedió algo parecido, pues también tuvo que suspenderse por no asistir el suficiente número de concejales.
         En cualquier caso, como queda dicho, los toreros se lucieron ese año, y entre las ganaderías destacó la del Conde de Espoz y Mina. Lo más reseñable sucedió durante la segunda corrida, la del día 8, en la que a la vez que moría el quinto toro, lidiado por Lagartijo, se iniciaba una fuerte tormenta de granizo que, por sí sola, suspendió la corrida –a falta de un toro- y desalojó rápidamente la plaza pamplonesa.

         Los encierros transcurrieron con normalidad. Estos tenían su inicio cuando el reloj de la iglesia de San Cernin daban las seis; en ese momento se disparaban bombas de aviso anunciando así al madrugador público que en aquél momento entraban los toros por el portal de la Rochapea. Al finalizar el recorrido se volvían a disparar bombas de aviso anunciando, para la tranquilidad de todos, que los toros ya estaban dentro del corral.
         De los cuatro encierros de este año únicamente en el del día 10 la autoridad tuvo que sancionar a tres jóvenes, con cinco pesetas de multa a cada uno, por distraer a los toros en el transcurso del encierro.

         Al margen del aspecto taurino y de los afamados conciertos matinales en los que participaba don Pablo Sarasate, el plato fuerte de las fiestas de este año fue la denominada Fiesta de la Jota, organizada por el Orfeón Pamplonés con la colaboración de la banda del regimiento América, la Rondalla Zaragozana y de algunos joteros. La fiesta se celebró en la Plaza de Toros en la tarde del día 11 con un lleno total (se recaudaron 4.386 pesetas), y el público se entusiasmó con las variadas exhibiciones musicales y viendo, y escuchando, a cantadores y bailadores de Aragón, La Rioja y Navarra.

         Asistieron también a las fiestas de este año algunos famosos, como era el caso de los Príncipes de Bogli (Bélgica), que se alojaron en el Hotel del Norte, en la Plaza del Castillo. Estuvo también el exministro pamplonés Marqués del Vadillo, a quien la Diputación Foral obsequió con un banquete servido en el Café Suizo; el Partido Conservador también obsequió al paisano con otro banquete, servido en esta ocasión nada menos que... en la Casa Consistorial. Y cerrando el capítulo de visitantes ilustres tampoco se puede omitir la visita que nos hizo el Alcalde de Logroño, que participó de nuestras fiestas desde el primer minuto hasta el último.

         Pero no todo era gente ilustre. Entre los forasteros y los autóctonos destacaban algunos empeñados en traer de cabeza a las autoridades locales; era el caso de las dos mujeres que fueron denunciadas por organizar un gran escándalo en el lavadero del Matadero de Carnes, o el de los ocho muchachos sorprendidos por los munícipes cuando jugaban a las chapas en la trasera del Teatro. Fue denunciado también un individuo por sucio, otros dos por jugar a los prohibidos en el barrio de la Magdalena, y otro más por colarse en la Plaza de Toros sin pagar
         Otros no fueron denunciados por la autoridad, pero sí por la prensa; es el caso de algún barraquero del que “El Pensamiento Navarro” escribió: “Recomendamos al dueño de la barraca titulada La Magia retire de la vista del público el enano con instintos de mono que exhibe al frente de la misma. Y no decimos más”.

1905.- Ricardo Torres (a) Bombita Chico, marchando desde el Hotel La Perla hasta la
Plaza de Toros


PINCELADAS

Alcalde.- D. Joaquín Viñas.

Horario.- Encierro: 6 de la mañana. Corrida de toros: 4’30 de la tarde.

La jota de Pepita Sanz.- Aclamada por el público que durante las mañanas asistía a los conciertos matinales en el Teatro Gayarre, la tiple estellesa Pepita Sanz improvisó una jota en el acto del día 10 que provocó una prolongada y calurosa ovación. Aquella jota decía:

Cadenas tiene Navarra
para adornar sus blasones,
tiene cadenas de amor
para unir los corazones.

Al insigne Sarasate
le dedico esta coplica,
porque es el número uno
de todos los pamplonicas.

Lejos de mi Navarra
quieren que aprenda a cantar;
si ya sé cantar la jota
¿a qué quiero saber más?.

Vuestro aplauso cariñoso
forma mi mejor corona.
¡Bendita sea Navarra,
y su capital Pamplona!.

Paseo de autoridades.- Por vez primera en la historia del encierro el Alcalde don Joaquín Viñas instituye este año el paseo de autoridades por el recorrido de los toros para certificar que todo está dispuesto para el inicio de la carrera.